Las cosas no andaban bien: las peleas eran más que los cariños y - aunque ambos poníamos de nuestra parte -, no funcionaba. Así estaba la situación, cuando un día me dijo lo que yo no quería escuchar: "Necesito un tiempo".
En ese momento, lo único que quería era que alguien me despertara de la pesadilla o bien, que se hiciera un agujero gigante en la tierra y me tragara... ¿Por qué un tiempo? ¿Acaso es la manera sutil de terminar?
La verdad es que cuando escuché eso, me confundí mucho. Me dio pena y sentí un cierto grado de desesperación por saber si era yo la que había fallado o por qué mi relación "se estaba acabando".
Ahí fue cuando me pregunté si acaso ya no me amaba (porque realmente me costó entender que quisiera un tiempo sólo para pensar, como él decía). Yo imaginé de inmediato que había una tercera persona involucrada, aunque él trató de convencerme de que no era así. En fin, yo soy de la idea de que ninguna mujer está preparada para que le planteen algo así.
¿Por qué un hombre pide un tiempo?... ¿Porque se acabó el amor? o ¿Porque quiere estar solo?
Con el paso de los días comprendí que no necesariamente me había dejado de amar, sino que la rutina lo estaba alejando cada vez más de mí. Ya no teníamos momentos para nosotros y - cuando podíamos estar tranquilos -, siempre había cosas que hacer en la casa.
Otro aspecto importante en esta petición, fue el carácter de él y mío. Ambos somos muy orgullosos e impulsivos, por lo tanto, peleábamos mucho y tardábamos en conversar y reconciliarnos. Asimismo, la falta de intimidad como pareja fue "la guinda de la torta". Cuando no se tiene tiempo ni ganas de tocarse, sentirse, besarse y acariciarse, la relación va directo al abismo. Y eso no necesariamente implica que el amor haya acabado.
El tiempo que me pidió mi pololo duró tres semanas. Durante ese periodo, no hablamos nunca y cuando volvimos a hacerlo, estábamos seguros de que nos amábamos y queríamos volver a intentarlo.
Extrañarnos y no saber el uno del otro ayudó a que nos valoráramos más. Comprendimos que ambos cometimos errores y que reconocerlos no nos ponía más vulnerables ante el otro.
Finalmente, mi balance de la "petición de un tiempo" es positivo. No digo que no sufrí ni tampoco que me gustaría volver a repetirlo, pero sí nos sirvió para salvar nuestra relación y hoy, ser más felices que nunca.
Imagen CC Lel4nd