Me encanta pintarme las uñas y me vuelve loca el nail art, pero no hay caso: no pasa un día y termino sacándome el esmalte con las mismas uñas y dientes. Lo que nació como una forma de evitar morderlas terminó siendo peor que la enfermedad.
Ni yo tengo claro por qué, pero cuando lo veo lindo, precioso y sin marcas me nacen unas ganas casi bestiales de sacármelo a pedacitos. No me reten, tengo claro que las debilita, las deja ásperas y seca hasta las cutículas, pero no puedo evitarlo.
Incluso hace poco me hice un esmaltado permanente, con la esperanza de dominar así mis impulsos, pero ¿qué pasó? Descubrí que en mis uñas no se pegan bien, así que adivinen, plata perdida.
En serio, ¿alguien sabe de algún método para terminar con este mal hábito? O quedaré sin uñas.
Imagen CC: Yaniv Golan