Esto comenzó así: en un día de esos en lo que lo único que quieres es tranquilidad, me puse a leer un libro maravilloso en el que sus páginas relataban la historia de una periodista que para “reparar” su alma decide viajar a tres países diferentes en busca de nuevas experiencias. La última de sus paradas fue Indonesia, lugar donde se alberga una provincia conocida como “Bali”.
Luego de sumergirme en las páginas de ese libro, supe que ese destino es un verdadero sueño. La verdad, esa no fue la primera vez que oí hablar (o leí) sobre ese espacio lleno de naturaleza y maravillosos paisajes: mi papá también alucinaba con ese lugar, creo que por eso me interesó tanto después.
Bali es uno de esos sitios en los que puedes encontrar una inmensa sabiduría, al meditar y vivir disfrutando las cosas simples. Si bien, no he tenido la ocasión de viajar a conocerla, cada libro o imagen que puedo apreciar de la isla me motiva aún más para hacerlo algún día. Con los años se ha convertido en un destino bastante turístico, de hecho, es uno de esos paraísos idóneos para, en una ceremonia simbólica, contraer matrimonio.
Creo que más que lo paradisiaco que proyecta este lugar, lo que más me llama la atención es su misticismo. Sin duda, debe ser uno de los lugares más enriquecedores del mundo. Lo malo es que cruzar el contiente resulta bastante caro, mira acá si te quieres informar más.
Sin embargo, nada está perdido: si millones de personas ahorraron para ir a Brasil y estar presentes en el Mundial de Fútbol, ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo para ir a Bali? La cosa se trata de ponerse objetivos y cumplirlos, tarde o temprano.
Imagen CC eGuide Travel