¿Alguna de ustedes recuerda el género literario de la fábula? Aquel donde - a través de cuentos breves - se nos relataba una historia, con un final que dejaba una enseñanza, "la moraleja". Estas narraciones - aunque infantiles -, claramente podemos relacionarlas con hechos y personas de nuestro diario vivir.
Dentro de las fábulas que puedo recordar, la del Escorpión y la Rana caló hondo en mi interior. En ella, el arácnido le pide al otro animal que le ayude a cruzar el río, prometiéndole no hacerle daño. La rana accede, subiéndole a sus espaldas. No obstante, cuando están a mitad del trayecto, el escorpión la pica. Ésta le pregunta, incrédula "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido elección, es mi naturaleza".
Tú, ¿te consideras escorpión o ranita?. Si eres como la segunda, lo más probable es que te enceguezcas frente a algún nuevo amigo, entregando incondicionalmente tu afecto aunque no conozcas bien a su destinatario. Por lo mismo, es probable que más de una vez hayas sufrido un desengaño ¡de aquellos!, echándote la culpa por el hecho o preguntándote qué fue que hiciste mal.
Muchas veces tenemos de las dos: mitad escorpión, mitad ranita. Hacemos daño a las personas y terminamos culpando a "nuestra naturaleza" (lo más fácil).
Gran sabiduría la que nos dejan las fábulas. ¿Has conocido escorpiones o eres una de ellos?
Imagen CC Telly Negotrópica