Recuerdo que en los 80’s había en el mercado un alimento infantil llamado “Nutritol”. Al parecer, este cereal estaba hecho en base a arroz y se adicionaba a la leche, otorgándole una textura espesa y delicioso sabor. Con el tiempo, esta exquisita fórmula fue descontinuada, pero yo nunca pude olvidarla. ¡Siempre que pensaba en leche, la recordaba!
Eso, hasta que mi hijo cumplió un año y se volvió un poco reticente a la leche. Para que la tomara, me recomendaron una reconocida marca de cereales infantiles que dispone de un sinnúmero de variedades: avena, arroz y trigo, entre otras. Cuando preparé una de estas papillas - específicamente, la de arroz - ¡aleluya! Era exactamente el mismo sabor que me deleitaba durante la niñez. ¡Sublime!
El punto es que aunque a mi entonces bebé no le causó la misma fascinación, desde que yo la probé cada cierto tiempo me vienen “antojos irrefrenables” por consumirla. No importa que ya sea una “viejota” treintona. ¡Me encanta! Así es que cuando ya le he dado muy duro a la avena instantánea o mi infaltable granola, suelo comprarla para “variar” un poco. ¡Y la disfruto como si fuera una niña!
Sí, se supone que debí superar el cereal de arroz ¡hace décadas! Pero no, aún sucumbo ante sus encantos y ¡ me queda para rato!. Asumo lo extravagante de mis gustos y lo loco que eso suena. Pero, ¿qué le voy a hacer? ¡Es mi placer culpable!
Y a ti, ¿algún alimento “fuera de tu target” te provoca un delirio similar?
Imagen CC Kirsten Jennings