Desde pequeña tuve la suerte y la oportunidad de desarrollarme sin compararme a los chicos. Tenía ideas propias, talentos en desarrollo, todo un potencial que vivía motivado por mí y mis padres.
Sin embargo, al crecer, comencé a descubrir un mundo de prejuicios, de accionares reflejos tanto desde los adultos hacia mí, como desde mis pares. Mi abuelita tan lady y su “Compórtese como una niñita” mientras yo escarbaba en busca de gusanos en el patio de la casa y con una lupa los observaba mejor. La profesora que se preocupaba por mi interés en las matemáticas y mi dejo por las manualidades y el tejido (mi oma era la seca al momento de hacer las muestras conmigo para el colegio).
El mundo se fue complejizando más aún cuando me tocó llegar a la universidad y no sólo enfrentar mis propios miedos y limitaciones. Estaba en un mundo de hombres hecho para hombres y me lo hicieron notar.
Por eso, esta campaña de Comunidad Mujer, me parece formidable: #LasNiñasPueden
Los números dan susto y a la vez estimulan a que todas luchemos por nuestros ideales, y ayudemos a quienes están en pleno desarrollo para que puedan crecer con sus talentos intactos, lleguen a ser quienes quieren y sus sueños no se vean frustrados por nuestra incapacidad como sociedad de aceptar las diferencias y potenciar las habilidades de cada uno como ser humano, sin importar nuestro género.
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