Ya antes les he contado que me defino como una persona “introvertida”, lo que no quiere decir necesariamente que sea tímida y no disfrute de establecer una buena conversación. Simplemente, trato de combinar mi mundo externo (aquel donde comparto con mis pares y me preocupo de cosas terrenas) con el otro, el espiritual. El mismo en el que creo universos paralelos para sumergirme en ellos. Y en esta lucha, casi siempre gana el último escenario: me pierdo en esos mundos, en los que a pocos dejo entrar.
Es curiosa la manera en que terceros “perciben” tu introversión e interactúan con ella. Yo los clasificaría en dos grupos: primero, aquellos a los que el “aura de misterio” que irradias les genera curiosidad y buscan instancias para conocerte mejor (Son los más geniales, pues aprenden a entender y respetar tus silencios; además de que entre ellos puedes hallar a buenos amigos). Y segundo, “los otros”: esos a los que incomoda tu forma de ser y lo manifiestan (generalmente observándote como si fueras un fenómeno). Me he topado con ambos. Afortunadamente, en mi vida prevalecen los primeros; pero a los segundos va dirigida esta nota, que explica la mecánica de quienes como yo son “para adentro”, pero tienen ¡mucho que ofrecer a su entorno!
1. Que un evento social “se cancele” nos deja sin cuidado. No es que seamos ñoños, al contrario: podemos pasarla muy bien en este tipo de reuniones. Y si se trata de amigos cercanos ¡contamos los días para que se concreten! Pero si somos invitados, por ejemplo, a un matrimonio y por A, B o C motivo éste se pospone, no nos sentiremos frustrados ni amargados con el hecho. ¿Por qué? Bueno, este tipo de encuentros nos consumen energía, que podemos emplear en 'la inmortalidad del cangrejo'. Y, si nos evitamos la fatiga hasta nuevo aviso, pues ¿qué mejor?
2. Estar en silencio no es incómodo. Es común que las personas tengan un concepto erróneo de “estar calladas”. Lo asocian con ser antisocial o que algo malo nos ocurre. Pero los introvertidos apreciamos el silencio; en él observamos nuestro entorno, nos formamos opiniones, nos perdemos en detalles y dejamos aflorar nuestra creatividad. ¡Creánlo! grandes ideas se nos ocurren en estas condiciones. Además, si compartimos un espacio con alguien de confianza, nos sentimos a gusto aún sin cruzar palabras.
3. La soledad nos energiza. Si nuestra pareja o familiares tienen planes para el fin de semana - en los cuales no estamos incluidos - ¡genial! Aprovechamos la instancia para meditar, oír nuestra música favorita o disfrutar una buena película. Ordenamos las ideas y recargamos pila. Lo mismo al almorzar: repasamos la jornada y planificamos lo que vendrá. Estar solos nos hace muy bien y ¡nos encanta! ¡Pero ojo, que no significa que seamos ermitaños! Siempre se agradece la buena compañía, en tanto comprenda que requerimos instantes “para bucear en nuestro interior”. ¡Al menos una hora al día!
4. En la amistad, privilegiamos calidad a cantidad. No queremos “tener un millón de amigos”, sino uno o dos que sean “de verdad”. Con ellos podemos ser muy espontáneos y divertidos, mostrándonos tal cual somos e incluso desplegando todo el encanto que mantenemos oculto. Si una persona que recién conocemos tiene “madera de camarada”, podemos conversar con ella ¡durante horas! y sin duda, la opinión que se llevará será muy favorable. Pero hay que tener paciencia con nosotros, ya que las relaciones sociales no se nos dan en forma espontánea: las construimos paso a paso, pues somos muy selectivos.
5. ¡Los reyes de Internet! La expresión a través de plataformas como Whatsapp, Facebook, Twitter, blogs, chats o correos electrónicos se nos da muy bien, ya que tomamos nuestro tiempo en analizar qué responderemos.
Como última acotación, queda señalar que con nuestra "distancia" y misterio tendemos a incomodar a los extrovertidos, razón que los sitúa en el “segundo grupo” antes referido. No es que nos propongamos que así sea, ¡simplemente, es nuestra esencia! Por lo mismo, si te cuentas entre quienes “no nos comprenden” o “no saben cómo tratarnos” el mejor consejo es que respetes nuestro ritmo y entres pausado. Descubrirás en nosotros a personas muy interesantes con quienes compartir gratos momentos. ¡Sólo deja que fluya!.
Y tú, ¿te consideras introvertida o hiper sociable?
Imagen CC Kathryn Denman