Es mes patrio y como buenos chilenos - a quienes identifica una peculiar forma de hablar - , daremos rienda suelta a un nuevo chilenismo: revover el gallinero.
En mi lugar de trabajo la gran mayoría somos mujeres. Por lo mismo, los temas extra laborales fluctúan entre: los niños, hombres, pintura de uñas, almuerzos, datos y cosas de mujeres. La empresa necesitó más personal este último mes, y dentro de los contactados había un hombre. Lo normal sería que en medio de tantas féminas él fuese más callado o menos participativo, pero muy por el contrario: mi nuevo compañero de trabajo ha venido a revolver el gallinero.
La frase hace referencia al lugar donde están las gallinas, ordenadas, sentaditas sobre sus ponederos de huevos y viene alguien a desordenarlo todo. Así es como es nuevo integrante de la familia laboral nos divierte con sus bromas, nos pone en jaque con sus extrañas interrogantes y nos tiene pensando estrategias para evitar sus sacadas de vueltas, con los constantes: voy y vuelvo.
Para aquellas que nos gusta el orden —o el control— un ejemplar como estos nos saca de quicio, pero hay que admitir lo bien que nos hace tener cerca a alguien que nos rompa el esquema, nos aleje un poco del ensimismamiento típico del cubículo laboral y nos permita conocer nuevas historias, nuevas personas y aún mejor, a nosotros mismos en situaciones al diferentes.
Y tú, ¿eres de las que revuelve el gallinero o de aquellas a quienes se lo revuelven?
Imagen CC: Sebazac