Lo ideal es que cada uno sepa quién o qué es: puedes ser un doctor, un chofer de micro, una abuela, dueña de casa o un actor de cine. La forma en que nos presentamos es vital para que el oyente cree una identidad de quien tiene al frente. Lo extraño ocurre cuando son otros quienes te presentan…
La primera vez que mi marido dijo: "es mi señora", creo que me puse colorada y hasta me costó un poco asumir que se trataba de mí; pero con el paso de los días me acostumbré y cada vez que lo dice suena hermoso de sus labios. Pero hay otras veces en que las presentaciones son un poco más fomes, como por ejemplo: es "la hermana de, la amiga de tal, la ex de no sé quién, la contadora, la niña de los cursos —pues trabajo en una Otec— o simplemente la vecina de la casa verde".
Hace poco me encontré con alguien en la micro, me apuntó con el dedo y me dijo: "tú eres la que escribe cuentos". Me reí, llena de nerviosismo. Se sentó junto a mí para preguntarme cómo era la vida de una escritora. Fue tan gracioso, que sentí que el título y la identificación me eran ajenos. Yo sé quien soy, pero es muy diferente oírlo de la boca de otros. Además, la gente que iba de pie -y que veo todos los días- también lo escuchó. Estoy segura que me ahora me identificarán con dicha ocupación.
Eso me hizo entender que la presentación ante otros es el momento preciso en que conocemos qué somos o qué significamos para quien nos presenta. Si estás saliendo con alguien y se encuentran con un conocido suyo, estoy segura de que querrás oír que te presente como su novia, amiga o polola. Jamás querrás un: "compañera de trabajo, ex del liceo o la chica que conocí en Facebook".Pensándolo un poco al extremo, es casi como ver antes de tiempo tu epitafio al morir; lo que la gente diga de ti será cómo los demás te recordaran. ¿No te causa curiosidad saber qué piensa de ti el que está a tu lado? O si entrevistaran a la vecina porque robaron tu casa ¿estás segura de que ella diría algo acertado sobre ti?
¿Cuál sería tu presentación ideal?