A pesar de que se haya vuelto moda el tener un precioso erizo de tierra como mascota, mi cariño por ellos se remonta a mucho tiempo antes. Siempre los admiré por su capacidad de amar infinitamente, a tal punto de crear un nexo increíble entre amo y mascota. ¡Y es que son mucho más que un animal de compañía! De hecho, sus cuidados son especiales y específicos.
Primero, es algo así como una mezcla entre gato y perro. Sin embargo, tienes que darle al menos una hora diaria de cariño en sus primeros meses de vida. ¿No es fantástico? Un animal que sólo requiere de tu compañía para sentirse en confianza. Cabe hacer notar, que estas bolitas de ternura son casi ciegas, por lo que las caricias y los olores son fundamentales a la hora de crear una relación a largo plazo.
Su fidelidad es extrema: es de los pocos animales que pueden compartir cama contigo. Criar un erizo es un trabajo continuo, casi disciplinario. Es como cuidar un bebé: hay que evitar que se olviden de ti. Si entra en confianza, las púas bajan. Eso sí, hay que acostumbrarse a que pinche un poco al principio- pero no es nada insoportable.
Mi eriza vino a cambiarme la vida. Es el abrazo que necesito cuando estoy triste, la confidente de mis problemas cuando no sé qué hacer y la compañía que necesito en mis arduas jornadas laborales. Cada una de sus gracias me saca una sonrisa y me transmite tranquilidad. Es un ser que depende mucho de ti e involucra muchos sentimientos.
Se ha vuelto mi pequeña hija. Mi única responsabilidad es hacerla sentir querida y sé que me acompañará de aquí a 8 ó 10 años más. Puede correr por el pasto o acompañarme a ver un hermoso atardecer, con sólo echarle bloqueador en sus pequeñas orejitas, podemos disfrutar juntas de un lindo día de sol.
Y ustedes ¿tienen una mascota incondicional?