A mi Facebook llego un desafío en que se me propone colocar en mi estado, durante siete días, tres cosas buenas de la jornada. A su vez, debo desafiar a dos personas diariamente. Pero me he encontrado con que mucho no aceptan ¿Es tan difícil encontrar cosas buenas o pensar positivo?
El desafío llegó justo un día en el cual estaba muy triste: recibí la sorpresiva noticia del fallecimiento de alguien querido. Mi jornada se volvió meditación y reflexión. Por eso, si bien hice caso omiso, en mi mente quedó la posibilidad de que algo bueno fuera digno de destacar. Pasaron 24 horas, llenas de trabajo, estrés y de sentirme enferma, pero sí habían ocurrido cosas buenas, pequeñas cosas increíbles que habían hecho mi día menos pesado que el anterior. Decidí aceptar.
El sólo hecho de releer lo que debía hacer me orientó a encontrar elementos positivos en mi jornada: que me hubiesen considerado era bueno, poder compartir mi felicidad era tierno, leer un estado que no tenía una connotación agresiva fue reconfortante y de a poco las cosas fueron puestas frente a mis ojos. No era difícil. Sólo tuve que dar valor a las pequeñeces que me sacaron al menos una sonrisa, considerar a esas personas que no fueron un problema o simplemente traer a mi mente el beso de buenos días, el pan del desayuno, que no me vine de pie en la micro y que tenía una nueva oportunidad para intentar que todo fuera mejor que ayer.
Mis dos primeros desafiados no aceptaron. Me confundió un poco el argumento. Pero sus respuestas fueron sinceras y yo tampoco lo recibí a la primera. ¿Es tan difícil ver lo bueno de nuestras vidas entre tanta cosa mala? ¿Será que valoramos más lo negativo que lo positivo? ¿Es posible que nuestras vidas sean tan miserables que no existan 3 simples cosas buenas en 24 horas?
Es cierto que a veces no tenemos tiempo para nosotras, ¡ni siquiera para llorar nuestras penas!: bajamos el rostro, secamos las lágrimas con la mano y seguimos. Pero siento que entre tanta situación que nos agobia, darnos el tiempo de destacar tres cosas buenas nos puede aliviar el corazón, al menos por unos instantes. Llenarnos de lo positivo de otros, y ellos de lo nuestro, es una buena fuente de energía. Y la necesitamos, requerimos de más momentos felices, esos instantes de los que está hecha la vida.
¿Aceptas el desafío? Tres cosas buenas durante siete días. Déjanos recibir tu energía positiva.
Imagen CC: Evil Erin