Cosas de loca: ¡No soporto que se ensucie mi ropa!

¡Lo admito! Soy de las mujeres que guardan los zapatos en cajas y los limpian después de usar. Algunas prendas se van a mi closet con bolsas y hasta me saco los anillos de fantasía - cada vez que me lavo las manos -, para que no se destiñan.

Mancharme una polera al comer o hacerle unas rayas a las zapatillas nuevas, es ¡algo que me enloquece!. No existe peor sensación que la desesperación de “exterminar” una mancha. Cada vez que me encuentro en una situación como ésta, el ritual parte de la misma manera: corro a buscar un salero y tapo en sal la suciedad. Espero un rato y parto a un baño a limpiarme con jabón y una toalla. Como si fuera poco, hago una siguiente parada en la cocina y procedo a refregar la mancha con mucho desengrasante. ¿Cómo luce después? siempre más sucia que en un comienzo...

¡Finalmente la pongo en la lavadora con un kilo detergente! y la mancha nunca sale por completo. ¿Y mi camiseta? luce ahora - además - desteñida. ¡Es un karma! porque desde que comienzo con mi ritual sé que todo empeorará, ya que no es primera vez que me pasa. En una ocasión fue tanto el daño posterior a una mancha, que partí de inmediato a comprarme una blusa nueva para sentirme aliviada.

¿Materialista? no, prefiero pensar que soy excesivamente cuidadosa y que algunas mañas las adquirimos de por vida y de pequeñas. Una vez en el primer día de clases, con mochila nueva (me acuerdo que era de un color celeste petróleo), una compañera le dio una patada por casualidad. ¡Lo peor! la manchó con pasta negra de zapatos. El enojo pintó mi cara toda la mañana y no le dirigí la palabra a mi amiga durante el día. Para que especificar qué hice después del incidente, si está claro que mi deseo por mantener mis pertenencias intactas y como nuevas, siempre me termina llevando a arruinarlas más. Por eso, trato - y hago el esfuerzo -de sólo poner la prenda en el canasto de ropa sucia y sacar de mi mente cualquier odiosa mancha. ¿Y si no salen? Filo, me mentalizo en que no existen y elimino todo tipo de pensamientos maniáticos-obsesivos.

¿El problema? es que no puedo prestar mi ropa ni mucho menos invertir en prendas blancas muy caras. Prefiero gastar en vestuario barato, así el sufrimiento es menor cuando aparece una mancha...

¿Loca yo? Un poco y lo disfruto...

Imagen CC Noemi Ruiz