Este genial programa de mensajería instantánea, nos tuvo de cabeza en la adolescencia y más allá. Puede que mi hermana de 10 años ni siquiera sepa lo que fue, pero yo lo recuerdo perfectamente. En aquellos tiempos, uno no pedía el número de teléfono o Whatsapp en las fiestas, sino el “MSN”. ¡Querido y anhelado Messenger, somos much@s los que te extrañamos!
¿Se acuerdan de esos nicks con colores y símbolos que nos hacían más “pro”? ¡O esas frases que buscaban desde conquistar a un príncipe azul hasta renegar de un mal amor!. También existían aquellos “palos”, los cuales buscaban noquear con una oración a un aludido misterioso. ¿Dónde quedó el esmero por fabricar largos subnicks con códigos para darle degradé de colores a las frases? ¿Y la búsqueda de emoticones precisos?
Si existiera un concepto para definir mi sentimiento de vacío por Messenger, diría que soy una viuda. Ninguna de las redes sociales actuales me llena como lo hacía MSN. La primera red social y la más top. ¿Dónde están los zumbidos cuando se necesitan? Ahora, con el “Visto a las X horas”, una debe tranquilizarse.
A pesar de que Windows Live Messenger se fusionó con Skype en el año 2012, nada volvió a ser lo mismo. Facebook vino a ser igual de popular que MSN, pero es demasiado psicópata para mi gusto. Saber lo que tus amigos escriben en otros muros, si leyeron tus mensajes, o enterarse hasta de qué páginas apuntan con un “Me gusta”, es para tener a gente sin vida ocupada durante todo un día.
La privacidad y espontaneidad del Messenger es una de las cosas que más extraño. El chat de Facebook es una pésima aplicación que se pasa pegando y se instala de manera adicional al Facebook. Es decir, te ocupa el doble o triple de memoria. Cada actualización de Messenger, en cambio, ocupaba sólo un par de megas. ¿Se imaginan cómo hubiese sido instalar MSN en el celular?
Eso sí, tengo que hacer hincapié en que mi odio no es hacia todas las redes sociales. Whatsapp ha llegado a llenar parte del vacío que sentía dentro de mí. Al menos algo de los contactos y conversaciones íntimas se puede rescatar. Para Facebook todo es público: sólo basta con leer los comentarios y estados de la gente.
¿Dónde quedó la magia y la adrenalina de chatear con desconocidos o amigos, sin necesidad de que ellos supieran todo lo que estabas haciendo? Ahora es prácticamente imposible estudiar con el Facebook abierto, porque te manda notificaciones por cada evento o solicitud de juego de algún conocido. Además, es fuente de problemas y motivo de ruptura de parejas.
Messenger tenía la magia y emoción del secreto. Era ese "micro-ataque cardíaco", que daba cada vez que aparecía la ventana de esa persona especial anunciando el “conectado”. Incluso, se instalaban parches para que tal notificación irrumpiera 20 veces en la pantalla de nuestros amigos, a fin de llamar la atención. Era un desesperado "¡háblenme!". Pese a ello, era menos patético que lo vemos en Facebook por estos días. Hay gente que escribe estados como "Me siento mal, me quiero matar", sólo para obtener un "abrazo virtual". El MSN era tan "seco", que incluso desconectados nos llegaban los mensajes, algo muy novedoso para la época.
Messenger, vuelve, que sin ti la vida se me va (8). ¡Nadie ocupará tu lugar! 1313 ¿Quién más sufre de depresión post cierre de Windows Live Messenger?
Imagen CC Priscilla Flower