El tema de las redes sociales, la web 2.0 y la muerte del MSN o LatinChat ya no es novedad . Estamos sumergidos y no es una pregunta cuantas veces abres tu Facebook o Twitter en el día, porque es un supuesto que lo llevas en el smartphone acosándote con notificaciones. No estar conectado es la situación extraña, sintiendo que la vida pasa y no te enteras de nada. Mas allá de lo dependientes al 3G en que nos vuelto, quiero que reflexionemos sobre el amor y las relaciones en los tiempos de Facebook.
Seamos sinceras: la red social más popular se creó para investigar a tus posibles candidatos y ver en que andan tus ex. En buenas cuentas, "stalkear". Si hablamos de amor, puede ser una herramienta útil. Supongamos que te gustó alguien: lo primero que haces es agregarlo a la red. Si tienes suerte, te acepta y te da vía libre para investigar toda su vida: desde la chiquilla que comenta cada una de sus publicaciones hasta la familia y compañeros de trabajo. Si es bueno para el carrete o ama a los animales. En esta instancia puedes convencerte de que son almas gemelas y psicopatear hasta volverte loca. Porque hasta identificar su polola del colegio no vas a parar. Bueno, nunca tan extremo, pero aceptemos que sí nos ponemos un poquitín meticulosas. ¡Y eso sirve para que note nuestra presencia!, al “casualmente” linkear un tema de su banda favorita o no medir que a una cierta cantidad de “likes” pasa a ser acoso.
Ni hablar del chat, como si el “escribiendo” no fuera suficiente, hace poco nos agregaron el “visto” como para que puedas anotar la hora y el día en que te dejaron hablando sola. O un clásico: se conecta y desconecta, sin que te armes de valor para decir “hola”. Aunque sea sólo para que te clave el "visto" y puedas empezar a odiar un poco su existencia y la de Facebook.
Lo que sigue son puros problemas: si poner o no la foto de perfil con él, si está bien o no publicar cursilerías en su muro, si ya es tiempo de que formalicen actualizando situación sentimental y un centenar de dudas existenciales que sólo nos hacen perder tiempo. Hay que conformarse con marcar territorio, cosa de que quede claro que ¡la que “likea” y comenta eres tú!
En el fin de la relación, esta herramienta sirve para cortarte las venas escuchando canciones tristes. ¿Qué puede ser más trágico que una línea de tiempo en la biografía recordando la historia de amor? Ni hablar del dilema de dejarlo como amigo - para que te refriegue en la cara que ya te olvido - o tomar la decisión de bloquearlo y pretender que no existe, borrándolo al mejor estilo “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. De todas maneras, siempre aparece el amigo del sobrino del hermano de su tío que lo etiqueta con su nueva novia. ¡Y tú que te creías una hacker por haberlo eliminado de tu vida virtual!.
Cómo nos relacionamos a través de las redes sociales es un tema que da para largo. Las formas cambian, pero las personas continúan emparejandose con o sin perfil de Facebook. Puede que sea una forma para acercarte a quien te gusta, descubrir cuales son sus intereses o si tienes un amigo en común que te pueda hacer gancho. La idea es usarlo a favor de la conquista y no para alejar candidatos. Así que para de mandar esas tediosas invitaciones de juegos, pónte los pantalones y háblale. Tal vez consigas algo más que el ” visto”.
Imagen CC David Grant