La memoria es frágil y como no podemos confiar 100% en ella, me encanta contar con mi agenda y libretas, donde puedo anotar absolutamente todo.
Desde muy pequeña amé las agendas: comencé con la tradicional Pascualina (como muchas de las chicas) y de a poco fui cambiando a diseños más juveniles.
Cada vez que llega diciembre comienzo a ver en librerías y páginas web las agendas que vienen para el año entrante, así puedo elegir y comprar con anticipación el tamaño y diseño que más me acomode. Si llegara a comenzar el año sin una de ellas, de verdad ¡me desespero y me siento desorganizada!
La agenda siempre la destino para anotar temas respecto a la universidad (como pruebas, trabajos, controles, etc.), el trabajo (entrega de reportajes, entrevistas, etc.), cosas relacionadas con el hogar (pago de cuentas y mantención de electrodomésticos) e información personal (visitas al doctor, devolución de libros a bibliotecas, eventos, cumpleaños, entre otros).
Por otro lado, está mi amor incondicional a las libretas, armas infalibles en mi rutina, capaces de soportar toda la información que - como estudiante de periodismo - necesito anotar al instante. ¡Tengo muchísimas! De diversos tamaños, portadas, diseños y colores de hojas.Cada vez que veo una que me guste la compro y siempre las recibo con buena cara si me las regalan.
Gracias a esta obsesión ¡tengo una torre llena de ellas esperando a ser utilizadas!
¿Cómo son ustedes con respecto a las agendas? ¿A la antigua como yo (lápiz y papel) o más modernas y anotan todo en el smartphone?
Imagen CC Amir Kuckovic