Nuestra relación no se acabo por falta de amor, si no porque la rutina nos consumió. Nos separamos drásticamente y nos dejamos de ver durante un lapso de tiempo. Al reencontrarnos nos dimos cuenta de que aún existía química.
Cuando intentamos volver fue distinto porque ahora, mas allá de aún sentir atracción, ambos queríamos cosas diferentes para nuestras vidas. No podíamos estar juntos porque la química no lo era todo.
Difícil, porque tú sabes que con esa persona eres feliz, pero ambos apuntan a distintos senderos. Fue así como luego de otro periodo de tiempo nos volvimos a encontrar, ahora en una parada mas de amigos. Pero como dice la canción, “amigos especiales”.
Con mi ex salimos a bailar, conversamos por whatsapp, se hizo amigo de una amiga. La química es la misma, como si nunca se hubiese acabado. Resulta vicioso, supongo que es inevitable. Aún nos hacemos regalos, nos escribimos y compartimos fotos. Planeamos viajes, comidas y cosas que sólo nosotros entendemos.
Conversamos y sentimos lo mismo, pero aun así no podemos estar juntos. No hay besos, ni caricias, sólo química. Esa complicidad a veces maldita, porque no sabes adónde te va a llevar, pero que a la vez te hace sonreír y decir “que bacán es poder estar así ahora”.
Si nos lleva a una parte, bienvenida sea y si nos deja en otro lugar, qué grandes recuerdos quedan. La química no se morirá, porque seguimos siendo los mismos, más maduros y con altura de mira, de poder llevar esta situación sin pasarnos rollos.
Imagen CC [maguisan]