Terminé una relación de casi un año de manera inesperada. La rutina nos consumió un poco y nos habíamos olvidado de las cosas que realmente nos gustaban o queríamos, de nuestros amigos y hasta - pero en menor grado - de nuestra familia y los estudios.
Hoy, luego de un par de meses, puedo decir que estoy en un tiempo conmigo misma. Tiempo que jamás debí dejar pasar, pero que agradezco haya llegado en este momento.
En este periodo, no ando buscando pareja, estoy conmigo pasándola bien, porque me di cuenta de que soy mi mejor compañía. Es un poco egocéntrico, pero la verdad sentirme libre, de espacio, tiempo y tantas cosas que tiene una relación, es demasiado aliviante y como sólo yo sé lo que viví antes, creo ser ahora la que mejor se entiende.
Salgo a comprarme ropa, me junto con mis amigos y voy a bailar con ellos. Saco a mi perra al parque y si quiero ir al cine sola voy. Hago las cosas a mi tiempo, no dependo de nadie, armo y desarmo mis días a mi manera. Re-ordene mis prioridades, mis tiempos, mis intereses, ¡hasta cambie los adornos de mi pieza, para este nuevo comienzo conmigo!.
Aprendí a valorarme más y a sacarme partido; no sólo físicamente, sino también en las cosas que realizo, como mi trabajo. Soy yo misma, empoderada de mi vida y de las cosas que quiero.
No sé cuánto dura este periodo, pero la verdad es que deseo que jamás acabe y si me vuelvo a emparejar, espero tener mi propio espacio para amarme y dedicarme netamente a mí.
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