Muchas se sienten halagadas cuando una persona del sexo opuesto evidencia su interés. Lo anterior demuestra que aún se está “plenamente vigente” en el mercado amoroso, o “cotizable” y es una inyección fuerte de autoestima. Sin embargo, en lo personal, prefiero mantener a los “jotes” bien lejitos. Y son varias las razones que tengo para afirmarlo.
1. Dar falsas esperanzas: Eso de las calientasopas no va conmigo. Además, ¿a quién no le ha pasado que un hombre la ha mantenido “en las cuerdas”? Si no existe interés amoroso hacia una persona, lo mejor que se puede hacer es dejarla ir, hasta que encuentre a alguien que corresponda sus intenciones. Si no, estaremos pecando de egoístas, como el perro del hortelano: no come ni deja comer.
2. Es incómodo: Mantener la amistad con un “jote” es facilitar el punto anterior, en que este individuo se pasa películas que no son. Además, es re - incómodo tener claras sus intenciones y mantener una interacción casual, ya que siempre verás dobles intenciones en cualquier palabra que te dirija. Eso, obviamente, generará malestar. ¡Una verdadera lata!
3. Me asquean un poco las frases hechas. Convengamos en que hay dos clases de jote: el sincero y el “loser”. Ese que dispara al viento al ver qué presa cae, para lo cual ataca con frases hechas y bastante absurdas. Este personaje es de sumo antipático. No advierte que cae como patada en el intestino, e insiste hasta el infinito, tornándose ciertamente desagradable. ¡Next!
Por todo lo anterior, creo que - si bien es halagador percibir la admiración de alguien - cuando la conducta es reiterada y las intenciones, evidentes, lo mejor que se puede hacer es cortar de raíz la interacción. Aún a riesgo de parecer pesada, es por un bien superior: el individuo en cuestión no construye falsas esperanzas (lo cual es bastante humanitario) y nosotras nos libramos de una molesta (y algo lastimera) sombra a nuestras espaldas. Así es que, chicas: a rechazar sus insistentes invitaciones a Facebook, chats y cuanta red social exista, sin culpas. Y tampoco te sientas mal si pareces fría o distante. Como reza el sabio dicho: “agua que nos has de beber, déjala correr” y ya.
Y ustedes, ¿cómo manejan a los jotes?
Imagen CC Lucía Bórquez