Quienes gustan de organizar eventos o actividades con anticipación, me entenderán. Cuando una planea algo, no hay dicha mayor que la cosa resulte, pero ¿qué pasa cuando te llaman a última hora para decir que les salió una fiesta mejor o te inventan que un familiar llegó de visita y no podrán asistir?. Pues, al menos en mi caso, pasa que una ira poco sana se apodera de mí.
Lo más terrible es cuando terminas de arreglarte, te pones tu abrigo, sales con tiempo de tu casa y mientras vas en camino te mandan un WhatsApp diciendo que en el último minuto les surgió un imprevisto y que se demorarán una hora ¿Y qué hago mientras?. Ya estoy a mitad de camino, no queda otra más que vagar por ahí o sentarme sola en el bar por más de 60 minutos (porque en jerga chilena, "una hora" significa un par).
Es que una, aparte de organizada, es puntual, lo cual no es ningún pecado. Y puede ser que en verdad tu amiga o amigo se atrasara, pero tú sabes que no es así. Lo más probable es que se quedó viendo una película en el calor de su hogar o el alisado tomó horas, porque se metió a la ducha a última hora.
Si bien no es nada grave, a quienes nos gusta planificar nuestro fin de semana y hacemos de todo para que la noche de cita, tarde de chicas o domingo familiar salga perfecto, nos vuelve locas que nos cambien los planes a última hora. ¡Y eso ténganlo claro!
Imagen CC: Kathryn Denman