​Te presento a mi… ¿pololo?

Vamos caminando de la mano y muertos de la risa cuando aparece X persona (siempre adulta, le debes respeto y no te va a resultar hacerte la tonta). Nos detenemos, saludamos y cuando me preguntan quién es él- porque siempre preguntan - respondo con un pensado, incómodo y poco natural: “Es mi… polo... amigo” o simplemente respondo secamente con su nombre de pila.

Y es que realmente no lo sé. Nadie se ha pronunciado en pedir pololeo al otro, pero hablamos casi todos los días, el coqueteo es harto más que eso y estar juntos es genial.

Siempre he pensado que la línea entre tener y no tener un compromiso es extremadamente delgada. Para explicarlo me aferro a esa máxima que la vida me ha ido enseñando de “hacer lo mismo que se dice”. En ese sentido: si A sale con B, se queda a dormir en su casa prácticamente todas las semanas, B llama a A por teléfono durante la jornada o hablan por Whatsapp durante horas, con conversaciones que claramente son de más que amigos; entonces A tiene algo con B. O mejor dicho, A y B tienen una relación. ¿O no?. Entonces, resulta irrisorio que A diga que no tiene nada con B o que B diga que lo de A es algo esporádico: ¿Me explico?

Ahora, pololear y andar deberían ser dos tipos de relación diferente; como antaño era ser pololos o novios. Pero ¿realmente denota un mayor compromiso eso? Yo creo no. O sea, la palabra "andar" denota menor compromiso que estar poleando, pero en la práctica ¿Dónde está la diferencia? Les juro que no la encuentro.

Realmente creo que todo va a depender de la persona. De cuánta formalidad le entregue al término y si realmente existe un cambio sustancial entre pololear y andar.

Y si alguna de ustedes, jóvenes y hermosas lectoras, tiene alguna duda sobre qué tipo de relación está viviendo… Observe y pregunte, en el momento adecuado claro. Se llevará la única respuesta que vale la pena, que no la llevará a deshojar margaritas dudando y sin saber si es que la cosa tiene o no futuro. Creo que es la mejor forma, lo demás viene a ser complicarse la vida. Y ninguna quiere eso, ¿o sí?

Imagen CC .craig