Debo confesar que amo la relación entre Ted y Robin de How I Meet Your Mother, los dos amigos, libres y super cómplices supieron hacerme sentir completamente involucrada con la historia, e incluso, llegué a sufrírmelas todas cuando decidieron romper por el único tema insuperable: El quería hijos y ella no.
Puede que a simple vista parezca un tema menor del tipo “quizás cambiará de opinión a futuro” pero ¿realmente eso es posible? Me da la impresión que hay demasiados factores en juego: La edad por ejemplo, no es lo mismo no querer hijos por nada del mundo a los veinte, que pensar lo mismo a los 30 o 40. Es decir, es posible que un veinteañero cambie de opinión a futuro, pero es difícil que un adulto hecho y derecho cambie de un sí a un no en un asunto tan trascendental.
En este caso no me parece acertado que alguna de las dos partes cedan. Esto se trata de algo mucho más importante que optar por un mueble blanco o de color, sino que de un proyecto de vida, del sueño de criar un hijo o hija y de formar una familia. Si bien es cierto, es mucho más común encontrarnos con personas que sí ven la paternidad o maternidad como un sueño a realizar también existen personas que no, que prefieren vivir su vida en solitario o en pareja, trabajar o realizarse de otro modo. Y ambas posturas son igualmente válidas.
Supongo que la clave está en proyectarte con una pareja que piense en el futuro de manera similar a ti. Que si ambos quieren ser padres, puedan acordar intentarlo sin presiones. De lo contrario, siempre estará latente la idea de que uno sacrificó su futuro y convicciones por el otro, lo que puede llevar dañar el vínculo de manera irreparable.
Imagen CC: Daniel Lobo