Las 9 AM. Tomas un buen desayuno, te relajas un rato y enciendes tu computador. Tienes ene pega por hacer y pendientes del trabajo. Piensas que en un rato las vas a sacar, con la actitud más optimista, pero ¡ahh!, ¡la conexión está lentísima! Ahí te da la locura y te vuelves un torbellino de furia, jaja.
Porque sí amigas, ¿a quién no le ha pasado que el computador la saca de tus casillas? Y es tan, pero ¡tan desagradable!, porque te quita todo el tiempo. Puedes pasar horas incluso tratando de solucionar el problema, apagando y reiniciando el notebook, eliminando cookies y colocando ene veces el antivirus, pero hay caso: nada te resulta y 'el' amigo informático que tienes está ultra ocupado. No dispone de tiempo para que lo tortures con tus problemas.
Entonces comienzas a darte mil vueltas, te tomas un café, comes lo que esté a tu alcance de los puros nervios, escribes las ideas en tu cuaderno favorito y arrancas las hojas de pura rabia, para finalmente entretenerte haciéndolas bolitas.
En el fondo tu cabeza loca comienza a volar de la pura desesperación porque ya estás contra el tiempo y no has podido hacer tu pega. Sí, es terrible lo de las conexiones lentas, aunque cuando estás en el trabajo ¡a veces viene bien que se caiga el sistema! Así a todos les dan un gran respiro, ¿o no?, jaja.
Hasta que vuelve. ¡Milagro! Ahí te quedas mirando el laptop con mucha risa y decides tomarte algo, incluso con un jugo o una bebida haces un ¡salud! porque volvió la conexión. Si al final la locura se contagia, sobre todo cuando estamos en esos momentos en que queremos declarar la guerra al mundo.
Imagen CC Fotografía_CNJ