Hay que reconocer que las duchas con agua tibia son una exquisitez de la vida: la temperatura es perfecta y producen una sensación de relajo inigualable para comenzar o acabar el día de la mejor manera.
Sin embargo, las duchas de agua fría (que por muy dolorosas que las imaginemos) tienen grandes beneficios para el cuerpo y ahora que las altas temperaturas ya se instalaron, no hay excusa para someterse a un mínimo de 30 segundos de estos baños para estar más sanas.
Cuando el cuerpo es expuesto al agua helada, se produce una contracción en las venas y se reactiva la circulación sanguínea. Además, se tonifican todos los músculos y el cuerpo estimula su metabolismo, consecuencia de lo cual el sistema inmunológico genera más glóbulos blancos que nos mantendrán protegidas de los virus.
Bañarse con agua fría mantendrá la piel fresca y con brillo natural, porque no produce resequedad como el agua caliente, que remueve la grasa natural de la piel. Es perfecto para esta época en que los vestidos, faldas y shorts muestran mucha más nuestra piel. ¡Evitarás el bochorno de tener dermis como el desierto de Atacama!.
Si eres valiente y optas por esta práctica en las mañanas, el agua fría te despejará, mantendrá tus sentidos más alerta y te predispondrá de mejor forma para realizar trabajos físicos o mentales durante el día. De igual forma, brindará una sensación de bienestar que combatirá la depresión ya que el agua fría estimula la sustancia noradrenalina que es el neurotransmisor que ayuda a aliviar de tus pesares. ¿Quién lo pensaría?: ¡Adiós psicólogo!
Finalmente el agua fría estimula el cuero cabelludo a través de su corriente sanguínea, robusteciéndolo, fortaleciendo la capa superior del tejido y dando un acabado más brillante, sano y natural.
Así es que ¡deja de pensar que la ducha de agua fría es una tortura! Esos 30 segundos producirán muchísimos beneficios que mejorarán tu salud y estética. Todo, gracias a algo que está muy alcance de tu mano: el agua.
Imagen CC Kim Vanessa