Lo que tal vez uno nunca espera es el término de una relación amorosa. Cuando las cosas no van bien, tememos lo peor y suele ser difícil revertir la situación. Pero, ¿cuándo una relación va derecho a su fin? ¿Cómo nos preparamos para ese momento?
Las relaciones largas tienen de dulce y agraz, que con el tiempo van teniendo matices y ponen a prueba a las parejas. Frente a esa situación, vemos que cada uno realiza su mayor esfuerzo para superar el impasse y comenzar de cero, pero cuando surgen hechos de distanciamiento, falta de cariño, interés y amor, el escenario se va poniendo más difícil.
Eduardo y Natalia alcanzaron a estar juntos cinco años. Ambos poseen gratos recuerdos de su relación, sin embargo, tratan de no comentar en profundidad cómo fue el término, ya que los dos tienen pareja actualmente y están viviendo una situación totalmente diferente. Y como dicen por ahí: ¡lo pasado pisado! No obstante, no tienen problemas en compartir su experiencia de cómo fueron pasando las cosas que provocaron el inminente quiebre.
Eduardo comenzó a notar un distanciamiento por parte de Natalia que no tuvieron antes como pareja. Si bien ambos tenían sus grupos de amigos con quienes compartir y pasarla bien, sabían separar los espacios de esparcimiento y diversión. Pero con el tiempo, comenzaron a aparecer los sentimientos más odiados por las parejas: los celos, las envidias y la desconfianza. Esas pequeñas cosas que ponen término a una relación
Según Eduardo, Natalia era la que se empecinaba por manejar la situación y tener control de lo que hacía él en sus tiempos libres, en cualquier actividad o compartiendo con sus amigos. Pasó un largo periodo en que Eduardo permitió esta actitud de su polola y no se conversó a tiempo.
Si estás viviendo esta misma situación, en donde te sientes “controlado” por tu pareja, tómate un tiempo y medítalo bien porque tendrás que soportar las consecuencias que vendrán cuando esa acción se convierte en un hábito, y ahí sí que estarás frita. Tendrás que lidiar con las diferencias que habrán en lo que tienes planeado versus lo que quiera hacer él. Ahora, si eres de las que manipula la relación, date cuenta de que conseguirás el rechazo de tu pololo, porque no estás siendo empática. Y no ser comprendido por la pareja es el argumento perfecto para el término de un amor.
Otra de las situaciones que fueron acelerando el fin del pololeo fue el no acostumbrarse a cosas sencillas. Si bien, las relaciones pasan por altos y bajos, el dinero también es un factor que pone en juego la convivencia. Cuando hay escasez de presupuesto, los panoramas ya no son lo de antes. Una cena en restaurante, una salida al cine o fuera de la ciudad, por ejemplo, se verán suspendidas mientras no haya estabilidad.
Una tercera persona. ¡Uy! Sí que se pone color de hormiga cuando hay un individuo que interfiere con malas intenciones. Es un terreno complicado y que trae desconfianza, celos, dudas, incertidumbre y amenazas. Cuando el rol de amiga o amigo supera los límites establecidos, da paso a que uno de los dos marque territorio. ¡Pero ojo! Si sólo son sospechas, no te enredes en la rabia o en lo que te dicte tu corazón. No le prohíbas a tu pareja tener amistad con esa persona. ¿La razón? Simplemente, porque sentirá más atracción por ella con un impedimento de por medio. Además, puede que ocurran dos cosas: que empeore tu relación con él o te ganes el odio de sus amigos. Ahora bien, hay excepciones en todo, aunque mantengas una relación seria, no estás exenta de enfrentar un triángulo amoroso en el que no querrías estar.
Si estás viviendo una de estas situaciones, no le abras la puerta al sufrimiento gratuitamente. Sabemos que no es fácil de resolver y que cuando las diferencias no se conversan a tiempo, la relación se torna más complicada. Una vez escuché por ahí: “el pololeo es para pasarlo bien”. ¡Hazte cargo de los problemas! Acógelos y dales un destino en su debido tiempo. Si quieres volver a tener estabilidad, no te veas sola luchando por eso, ya que es tarea de ambos. Y si decides acabar, pues bien: sé libre para nuevas experiencias.
Imagen CC Antonio Martínez