Conocida por el persistente dolor que provoca, similar a una jaqueca pero extendiéndose por todo el rostro en forma de calambres, se trata de un trastorno nervioso que muchas personas viven en la actualidad, especialmente mujeres. Diagnosticarlo es fundamental para dar con el tratamiento justo que asegure mejorar la calidad de vida.
Carolina Jofré Rojas, Enfermera Jefa del Instituto de Neurocirugía de Santiago, explica que este trastorno se ocasiona por una afectación directa al nervio trigémino, que lleva y trae las sensaciones desde y hacia el cerebro. Esto provoca un dolor persistente a la cabeza, punzadas en distintas partes del rostro o electrochoques en la cara.
“Esto se puede sufrir a cualquier edad. Hay antecedentes de algunas patologías que lo llevan, pero generalmente es por una presión sobre el mismo nervio, ya sea por un tumor o simple edema e inflamación de un vaso sanguíneo, cuando el nervio sale del cerebro hacia el cráneo”, explica, agregando que se ha visto que predomina también en pacientes con esclerosis múltiple, por el deterioro que hay a nivel de los mismos nervios.
Los síntomas que engloban esta patología son dolores muy fuertes e intensos tanto a un lado de la cara como a ambos. Carolina especifica que puede tratarse de un malestar crónico en el que también “existe adormecimiento o cosquilleo, pero lo más común es el dolor que en su intensidad llega a afectar la cotidianidad del paciente”, puntualiza.
Si bien es cierto que no hay formas de prevención establecidas, para quien sufre de esta afección existen distintos tratamientos farmacológicos y terapéuticos, que resultan bastante efectivos a la hora de calmar los malestares y mantener una vida normal. Además, también es posible encontrar terapias alternativas como la auriculoterapia y técnicas de relajación, que pueden servir para controlar los síntomas.
Imagen CC: Cristina