OK, comienzo por decir que no es que yo sea una fanática de la limpieza ni nada. Soy limpia nivel persona común...creo. Onda, idealmente que pueda caminar descalza sin que se me ensucien los pies. Básico, ¿no? Que no existan de esas motas gigantes de polvo dando vueltas, que mis plantas tengan sus hojas perfectas, baños siempre inmaculados, cocina ídem, cosas así. Yo considero que eso es lo normal.
He aquí el problema: me mudé a una casa en la que mantener las cosas limpias parece misión imposible. No hay como, a no ser que me dedique a limpiar todos los días, onda aseo profundo AD eternum. Y no es que yo sea floja, pero el horario no me da para eso. Y ahí es donde sufro, porque ocurre que con pisos que son como baldosa, en toda la casa y blancos más encima, es súper necesaria una limpieza en estado permanente ya que el aspecto inmaculado dura ¡nada!
Abro las ventanas, la puerta, porque el calor lo amerita y ¡bam!, los pisos están sucios de nuevo, las plantas como que se llenan de smog y estoy segura que hay motas de polvo que parecen de esas películas del salvaje oeste. Y sufro, les juro que sufro, porque soy alérgica al polvo y esto me tiene estornudando todo el rato, además del estrés mental de que las cosas no se mantengan limpias.
En el departamento donde vivía antes esto no me pasaba, así es que he llegado a la conclusión de que la casa que hoy ocupo es malvada y hace esto a propósito, porque sabe que me molesta. He dicho.
En fin, el punto es que esas toallitas de Clorox se han convertido en mis mejores amigas. Son lo único que me permite pretender que todo está como debiera.
¿Y ustedes? ¿Sufren con la limpieza como yo?
Imagen CC JD Hancock