Cuando el yoga llegó a mi vida, no sabía nada: no conocía sus beneficios, que son no sólo físicos, sino que también espirituales. Pensaba que para practicarlo, debía ser budista o algo así, por los "Om" (ignorancia pura). Sin embargo, una vez que conocí esta disciplina, cada vez que puedo practicarla soy feliz.
Sí, porque el yoga ayuda a tomar consciencia de nuestra respiración, sabiendo que esto es lo primero que hacemos al llegar al mundo y también lo último; lo que acontece entremedio es sólo "relleno". En la práctica de esta disciplina, la respiración es - según mi experiencia -, lo que permite llevar a cabo las posturas (asanas) con mayor facilidad. La primera vez, quedas destruida y ahí te das cuenta de que existen músculos que no sabías que estaban. Se lee exagerado, pero así es.
De a poco notas que el yoga puede a ayudarte a controlar la ansiedad, mejorar tu postura corporal y aumentar la flexibilidad, brindándote también energía y vitalidad. Además, mejora y oxigena la circulación, disminuyendo el riesgo cardiovascular.
Está comprobado que esta práctica mejora enfermedades como la artritis, fatiga crónica y asma.
Sobre todas las cosas, realizar esta disciplina entrega beneficios mentales: da estabilidad y fuerza. Una vez que ya avanzas, idealmente debes practicar la meditación (de hecho, lo buscas por inercia). Te aseguro que una vez que asistas a las primeras clases, notarás que te será más fácil dormir y estarás más concentrada. Tendrás otra visión de ti misma.
¿Dónde practicar yoga?
En Santiago cada vez tenemos más lugares donde poder practicar, pero la iniciativa de impartir clases de yoga a $1500 ha sido un gran aporte. En el Barrio Universitario podemos encontrar Yuukti Yoga, que tiene sesiones lunes a sábado. Existen clases para principiantes y avanzadas. Visita su página web. También existe "Yoga a luka", pionera en ofrecerla a este valor. En ambas academias no debes preocuparte del mat, ya que te facilitan uno.
Es bueno que visites estas páginas para que conozcas los horarios. Te recomiendo que si eres principiante, comiences con hatha o purna yoga.
Para practicar esta disciplina no hay un límite de edad; es buena para niños y ancianos. Sólo necesitas una polera, un short o calza y ya está. ¡Te cambiará la vida! ¿Te animas?
Imagen CC akk_rus