Llevas muy poco pololeando, pero no tan poco para que todavía no conozcas a los progenitores de tu enamorado. Te invitan a algo "casual", donde conocerás a sus papás y es en ese momento, cuando varias interrogantes se te vienen a la mente. La ropa que te vas a poner, qué llevarás a la comida y finalmente qué impresión dejarás en ellos.
Hay algunos que optan por lo más fácil: ser ellos mismos. Una amiga mía, que pololeaba con un hombre bastante conservador, decidió ponerse una polera que mostraba bastante sus atributos delanteros. ¿Resultado? La mamá no la puede ni ver. Para ella, ser natural es lo que vale. "Si me van a conocer, que sepan como soy altiro".
Hay gente que opta por eso, pero en la mayoría de los casos esto no pasa. Y no tiene nada de malo. La sociedad se rige por normas de comportamiento y si no te gustan es mejor que vivas solo y aislado. Cuando vas a una entrevista de trabajo probablemente no le hablarás a tu futuro jefe como le hablarías a un amigo después de unas piscolas. ¿Estás siendo falso? por supuesto que NO. Estás mostrando una faceta tuya en una situación específica.
Por lo general es muy incómoda esa primera visita, ya que lo único que tienes claro es que quieres a su hijo. Por lo general, las mujeres tienen más conflictos con las suegras y los hombres con los suegros. Claramente la mamá de tu pololo, lo quieras o no, te estará analizando de pies a cabeza para saber si eres digna de su adorado hijo. El papá en tanto, se dedica a mirarte para saber si su hijo es o no un hijo de tigre.
Entras a la casa y te ves a ti misma con una sonrisa que parece dibujada porque cualquier mala cara puede hacerte pasar por una mujer maleducada. Por obra de arte, te transformas en la mujer que dice gracias cada dos segundos y lo que lo único que hace es sonreír y reírse de los chistes de la familia (aunque no entiendas nada).
Estás a dieta, pero en ese momento todo se olvida. ¡ Al diablo con la dieta ! comes todo lo que hay para no dejar una mala impresión. Luego te levantas y ayudas a la dueña de casa para que no piensen que eres otra manipuladora y poco servil mujer.
En fin... la primera visita siempre es tensa, digan o no lo contrario. Aunque seas de esas personas que no les importa lo que piense o diga el resto, es casi imposible que te sea indiferente caerle bien a los papás de la persona que amas. Como dicen por ahí, quien me quiere a mí, quiere a mi perro. Es así. Cuando amas a alguien quieres ser parte de su mundo. Si la señora que lo trajo a él al mundo es desubicada o el papá es serio, son cosas que las dejas pasar.
Lo importante, es que a pesar de que te comportes como una señorita y te recates un poco más de lo habitual, nunca pero NUNCA te traiciones a ti misma.
Imagen CC YIvaS