Yo nunca había tenido dramas con demostrar cariño y amor hasta que me rompieron el corazón. En mi vida he tenido dos rupturas/desencuentros que me ayudaron a endurecerme y - por qué no decirlo - volverme más insensible de lo normal en temas amorosos (cosa que, al día, encuentro bastante conveniente).
Para mí, los cuentos de hadas nunca fueron muy creíbles, pero debo admitir que la primera vez que me enamoré (ya grande) fue corta y tuvo un final fome. Sin embargo, a pesar de todo, aún recuerdo ese pololeo con una sonrisa. La segunda vez fue al revés: no estuve tan “enamorada”, elegí a alguien con quien nunca me sentí convencida y me costó mucho “caer”. Cuando por fin lo logré, el tipo era un idiota y resentido. Por ende, el resultado fue una molesta alergia a estos temas, igual que como la que me produce el maní sin sal.
Cuando tienes una experiencia amorosa "traumática”, siempre está la opción de volverse una mina fría que anda creando paredes por cada sitio al que va. De seguro no permitirás que nadie se acerque sin tener un recurso de amparo primero y conocer perfectamente las intenciones de quien desea entrar en tu vida.
Cuando alguien quiere volver a ser un patán contigo, tú a lo único que te limitas es a “liquidarlo socialmente”. No estás dispuesta a permitir que alguien vuelva a meter la pata contigo. Te vuelves fuerte, te da lo mismo el qué dirán y no te justificas en terceros. Tu vida no es un reality y eso lo tienes más que claro.
Lo negativo es que cuando te sientes lista para volver a entablar una relación, te costará mucho ser la primera en llamar o en invitarlo a algún sitio. Te gustaría recibir una recompensa por lo que sufriste y que las preguntas que haces se entiendan como eso: preguntas. Quisieras que después de todo, las cosas te resultaran más fáciles pero no siempre será así. Es que hay que recordar que igualmente tendrás que cruzar el río si quieres volver a sentir maripositas en tu estómago y dejar de lado ese deseo innato de tomar un jarro de agua para ahogarlas.
Ahora, con todo superado y conociendo a alguien nuevo, logré descartar esas feas sensaciones que me quedaron producto de aquellas rupturas. Creo que es imposible no endurecerse cuando pasas por engaños, mentiras u otros en lo amoroso, lo importante es tener claro que a pesar de volvernos más frías no podemos generalizar. Las ganas de amar y ser francas con alguien siempre estarán ahí, en lo más profundo de nuestros deseos.
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