¡Llegó la Navidad! y con ella, el ritmo acelerado de madres apresuradas, recorriendo los centros comerciales en busca de ese apetecido regalo pedido por sus hijos. ¿Qué pasa cuando el valor de lo pedido supera nuestro presupuesto o no es el regalo apropiado a su edad? El desafío está en decir NO sin transformarte en la madre-bruja.
De pequeña nunca pedí regalo a mis padres; aún así, los escogían según su utilidad obviando la moda del momento. Quizás por eso me resulte chocante ver cómo las nuevas generaciones piden obsequios sin importar la situación económica familiar, exigiendo el último celular y marcas determinadas de alto valor. Quizás la frase publicitaria: "Navidad, es tiempo de regalar" caló tan hondo en el subconsciente colectivo, que incluso traspasó generaciones.
Debes estar alerta a si tu hijo:
- Realiza pataletas si no le das lo que pide. Es síntoma de un pequeño consumista en potencia.
- Pasa más tiempo frente a una pantalla que al aire libre.
- Exige que le compres artículos de marca
- No cumple con las labores que le pides en casa.
Detén la rutina, sienta a tu hijo y explícale que el verdadero sentido de la Navidad está en la unión familiar; que es un tiempo de recogimiento más que de obsequios sin sentido.
Comienza con dar un giro desde este año y regala a tu hijo una carta escrita por ti. Dedícale más tiempo para disfrutar de paseos en bicicleta, idas a conciertos, actividades al aire libre, etcétera. Cuando entienda que la vida se compone de momentos fugaces e irrepetibles, comprenderá que de nada sirve el último celular si no hablamos entre nosotros, ni hacer pataletas cuando la mamá intenta enseñarle a ser buena persona. Tranquila, lo estás haciendo bien, quizás no lo entiendan ahora, pero te aseguro lo agradecerán a futuro.
Regala lo más valioso: a ti misma.
Imagen CC JM Yuste