"¡Sí, estoy bien no te preocupes!", respondemos a veces, pero por dentro estamos hechas unos verdaderos harapos; nos escondemos para que no nos vean mal y ni fuerzas tenemos para darnos ánimo. Ante los demás, no obstante, damos otra impresión, ya que nos preocupamos por el qué dirán o simplemente no queremos perturbar a nuestros seres queridos.
Simplemente ¡callamos lo que sentimos!, pero en el fondo está muy mal, amigas. Todos tenemos derecho a desahogarnos en algún momento, llorar a mares o gritar hasta que nos cansemos.El no hacerlo y guardar todo a la larga trae consecuencias. Nuestro cuerpo nos pasa la cuenta, enfermándonos de cualquier cosa: los típicos resfriados primaverales o las siete plagas de Egipto, jeje.
Por eso es tan importante que podamos expresar lo que sentimos, queremos o soñamos. De esta forma podremos liberarnos de un gran peso, tanto físico como emocional.
Hace poco me pasó que me di cuenta de un sentimiento muy fuerte hacia alguien. Al principio lo negaba todo el rato y ¡bueno!, me dio algo en los ojos, jaja. ¿Ven?, el cuerpo siempre indica lo que nos está pasando. Finalmente, reconocí lo que sentía y lo acepté, alegrándome y recibiendo lo que me pasaba con mucho amor, sin complicarme más de la cuenta.
Por ejemplo, si te das cuenta que te vuelves loca por alguien, pero no quieres aceptarlo en algún momento ese sentimiento saldrá a la luz. Lo mejor es enfrentarlo y jugártela por esa persona a que te quedes para siempre con la duda, pensando en qué pudo ser ¿o no?, ya que ahí es cuando vienen los problemas, si callamos lo que sentimos o lo negamos rotundamente, es como ¡tapar el sol con un dedo!
Vamos guardando todo hasta que en un momento explotamos y queda la grande.
También es muy importante que cuando nos moleste algo lo digamos, quizás los demás puedan quedar un tanto perplejos con nuestras reacciones, pero ¿qué es mejor? ¿Decir las cosas de una vez a quedarnos con la duda y con la mala onda dentro de nosotros?
Con el tiempo he aprendido que hay que preocuparse de uno, sin importar lo que digan los demás. Si les gusta bien, sino mala suerte, pero primero estamos nosotras, nuestra salud mental y emocional.
¡A decir todo lo que sentimos y sin miedo! Verán cómo se van sintiendo mejor con esta práctica.
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