Cada vez que escucho frases como “Este producto ataca la ansiedad” (para hablar de controlar el apetito) o “Me comí tres barras de chocolate en una hora, creo que estoy demasiado ansiosa” me dan ganas de salir corriendo a pegarle a alguien. En realidad no es tan así, pero me preocupa, me inquieta y sinceramente… un par de golpes daría, sobre todo a los responsables de minimizar el concepto a solamente un significado: Comer compulsivamente.
Lo tomo a la personal una y mil veces, porque soy de esas personas que conocen bien de cerca todos los matices del trastorno. Es más, hace cinco o seis años – ya perdí la cuenta, en honor a la verdad – vengo luchando con un real Trastorno de Ansiedad, de esos que no te explican en comerciales y que tampoco son temas de revista teenager. Es más, creo que es por esa razón que siempre ignoré qué era lo que me pasaba, adjudicándolo a una personalidad intensa.
En palabras de la psicóloga clínica María José Yáñez “tanto el estrés como la ansiedad son estímulos con los que todos los seres humanos contamos para hacer frente a situaciones puntuales de la vida, lo que es completamente normal. El problema se suscita cuando estos cuadros se exaltan a un mayor nivel del normal, donde nos cuesta o definitivamente no podemos manejarlos y se vuelven en contra nuestra”. Es decir: el estrés que todas hemos sentido al llegar a los exámenes finales en el colegio o la universidad es normal, pero si ello nos compromete físicamente – haciéndonos temblar, llorar, pasar horas sin comer e incluso vomitar – hablamos de una emoción que se salió de control. Y en el caso de la ansiedad, su indicador clave es la angustia.
¿Qué es el Trastorno de Ansiedad?
El Trastorno de Ansiedad es uno de los trastornos psiquiátricos más comunes a nivel mundial y adivinen a quiénes ataca preferentemente: sí, a nosotras. Tal como señalé en el punto anterior, tiene una relación muy estrecha con el estrés ambiental severo. Es aquí donde caemos todas las que quisimos sacar promedio 8,9 en el colegio, las que participábamos en tantas actividades que teníamos que dejar una foto en la casa para que nos vieran y las que no nos perdíamos carrete alguno. ¿Por qué estos tres ejemplos? Porque llevar una vida estresante implica demasiada actividad, poco espacio para la tranquilidad y sobre todo pocas o nulas horas de sueño.
Según la terapeuta, este trastorno va “de menos a más” en cuanto a intensidad y suele presentarse mediante cuadros de nerviosismo agudo, pánico e irritabilidad. No significa que porque un día amaneciste de malas tengas que correr al psicólogo, pero si de la nada te encuentras discutiendo a gritos y casi tirando cosas, sin siquiera pensar en calmarte, probablemente algo anda mal. Sobre todo si a esto se suman cambios en la conducta – como dormir casi nada o demasiado-, problemas de concentración o frustración y desencanto ante actividades cotidianas.
Además de este tipo de respuestas son recurrentes los síntomas físicos. La terapeuta menciona “dolores localizados corporales, tensión muscular, colon irritable, vómitos, mareos, bajas y alzas abruptas de presión, sensación de ahogo, desvanecimiento y, en algunos casos, pérdida de conciencia”. Incluso, agrega la terapeuta, son varios los casos de ansiedad a los que se añaden estados depresivos menores y mayores.
Muchas personas no toman importancia a estos avisos del cuerpo, tildándolos de normales, hasta que el cuadro ansioso se manifiesta en una verdadera crisis. Ese fue mi caso, recuerdo estar en una especie de convivencia en el colegio cuando de la nada comenzaron las palpitaciones, bajó mi presión y me desmayé.
El tratamiento dependerá de cuál es el cuadro que presentas y qué tan avanzado está. Generalmente, mezcla psicoterapia con la receta de fármacos psiquiátricos. Otra alternativa son las medicinas complementarias pero siempre deben ir acompañadas de terapia. Esto, porque además de disminuir los síntomas clínicos, es importante que comprendas de qué se trata el trastorno, cómo tratarlo y que logres dominarlo sin dejarlo libre.
Con respecto a los avances, esta mezcla de disciplinas ha sido ultra y requete probada, con grandes resultados: la vida es exactamente igual que como lo fue siempre. Claro que para que así sea hay que ser responsable, querer hacerle frente a esto y sobre todo, tener perseverancia con algo que, sin duda, dará frutos que te harán muy feliz.
Imagen CC loveiswritten