Como ya les hemos comentado en otras ocasiones, nuestra actitud puede reflejar cómo estamos por dentro. Si tenemos una mala forma de responder o una mala postura, damos a entender al resto que podemos estar deprimidas o enfadadas por algo. ¿Y qué pasa? Que la única solución para esto es aprender a seleccionar nuestros pensamientos. Así, tal cual como seleccionamos nuestra ropa cada día.
Sé que decirlo puede sonar muy fácil y que el hacerlo cuesta mucho –eso nadie lo discute –. Simplemente hay que hacer un esfuerzo por tener nuestra mente libre y clara de aquellas cosas que no nos hacen bien.
Aprender a seleccionar los pensamientos es una capacidad (adquirida) que todo el mundo tiene y puede llegar a dominar. Todos los libros de meditación o yoga te dicen lo mismo: “si quieres controlar tu vida, tienes primero que controlar tu mente”. No hay nada más importante que tu estabilidad mental. Tenemos que dejar de preocuparnos por controlar todo lo demás y centrarnos en nuestro ser interior. A veces pasamos tanto tiempo mirando “para el lado” que nos olvidamos de que si el de al lado está feliz y sonriendo, probablemente se deba a que está haciendo el ejercicio de control del que les hablo. Mientras tanto, nosotros al estar pendientes de otras cosas, perdemos el camino y no somos capaces de levantar nuestras cabezas.
Si esto me lo hubiese planteado hace un año atrás, les juro que ni siquiera hubiese terminado de leer esta nota. Probablemente me habría autoinsultado por decirle a la gente que es importante que tengamos control sobre lo que pasa por nuestra mente. Pero, ¿saben qué? Se puede, de verdad que sí.
No digo que nos hagamos las tontas ni evadamos las cosas negativas que podemos pensar. Admitiendo la existencia de la negatividad, podemos entender de donde viene y por qué… ¿ahora les hace sentido todo esto? Espero que sí, porque cuando son conscientes, lo único que tienen que hacer es descartarla y seguir adelante.
Lo que les planteo no es una lección que se diga una vez y la entendamos por completo en un abrir y cerrar los ojos. Todo se reduce a estar atentas y alerta sobre (y el por qué) pensamos lo que pensamos. Cuando estén pasando por un mal momento, no se desesperen. Paren, siéntense, respiren, busquen una solución mental y sigan adelante.
Imagen CC luchilu