Probablemente todas nos hemos topado con alguna de estas personas. Encantadoras y con harto tema de conversación en primera instancia, se vuelven un verdadero dolor de cabeza debido a su excesivo egocentrismo y una conversación cuasi enfermiza sobre su propia vida y obra sin tomar en cuenta nada más alrededor.
Es probable además que muchas hayamos pensado tras este encuentro, que se trataba de una pobre alma realmente antipática y fuera de foco con una autoestima gigante y de temer. Pero ¡Sorpresa! Es posible que una personalidad así encierre todo un trastorno de personalidad.
Se trata nada menos que del trastorno de personalidad Narcisista definido por la psicóloga clínica Paulina Valencia como el que aqueja a personas con un sentido exagerado de egocentrismo. “Estas personas suelen preocuparse demasiado por sí mismas y no se interesan por la vida y los sentimientos del resto”.
No existen causas claras que lleven a sufrirlo, no obstante existe una clara tendencia que encierra a hombres y mujeres que, o han recibido un amor magnificado por sus padres incitándolos a sentirse siempre mejores que sus pares, o por otro lado crecieron carentes de afecto paterno.
Una persona narcisista es fácilmente reconocible por su nula tolerancia a las críticas tras las que es fácil que se sienta humillada, con mucha vergüenza o rabia. Además suele hablar mucho sobre su vida exagerando logros y talentos.
“Esta distorsión de la realidad los lleva a sentirse superiores a sus pares por lo que exigen un trato especial. De este modo suelen sentirse disconformes con todas sus relaciones quejándose sobre la poca valoración que reciben aunque esto no sea cierto” manifiesta la terapeuta añadiendo que esto los lleva a tener problemas en la mayoría de sus relaciones interpersonales, sociales y laborales.
“La obsesión por sí mismo genera que el paciente sufra distintos trastornos anexos tales como volverse hipocondriacos, estando pendientes sobremanera de su cuerpo y su salud, desarrollar fobias sociales al volverse intolerantes a las críticas o estados depresivos al notar que nadie logra ver lo grandiosos que realmente son”, puntualiza Paulina.
Con respecto a su trato con el resto, suelen no sentir ningún tipo de empatía por lo que minimizan los sentimientos y emociones ajenos relegándolos a último plano. En este contexto, es bastante común que generen relaciones explotadoras y de conveniencia propia, sobre todo en el ámbito laboral o en situaciones formales. “El narcisista siente que está solo en el mundo, por lo que no le importará cómo se sienten los demás y suele abusar de su poder cuando lo tiene, llegando a niveles mayores o menores dependiendo de la gravedad del trastorno”, afirma.
Si bien este tipo de personalidad se esmeran en preocuparse de sí mismos no suelen acudir a terapia por esta situación. Al contrario, es mucho más posible que caigan en sesiones psicológicas por depresiones, ansiedad u otros cuadros desprendidos de la “falta de atención” o situaciones de este tipo. No obstante, la terapia conductual y psicológica ha tenido buenos resultados para pacientes aquejados con este trastorno, el que en ocasiones requiere de un trabajo psiquiátrico y farmacológico mediante la prescripción de estabilizadores de ánimo, los mismos que se utilizan para tratar el trastorno Bipolar pero en dósis que el médico recetará según sea el caso.
Imagen CC: Rafa Simón