En esta ocasión, es de un amigo de quien les voy a comentar. Un íntimo que tras eternos años de soltería (incluyendo adolescencia y parte de sus veintitantos) logró encontrar alguien para él. Insisto, él nunca había pololeado y su experiencia sexual era casi nula.
Admito que mi partner es un poquito caliente. A los pocos meses con su polola ya se le "estaba tirando al dulce", razón que provocó cierta sensación de presión en ella, hasta el punto del rechazo.
Al año juntos, tiempo en el que recién consiguió tener intimidad con su polola, él me comentó una situación muy triste: la amaba pero no sentía deseo por ella. Inmediatamente le aconsejé que no le dijese nada sobre el tema hasta meditarlo en profundidad pero era demasiado tarde: ya le había dicho todo.
Lo que es peor, le había confesado su verdadera razón: le estaban gustando otras niñas y "necesitaba probar nuevas experiencias" el fresco de mierda. Y bueno, donde el "amor lo puede todo", su condescendiente compañera le permitió un "chipe libre" a su mino hasta que se le pasara la calentura.
Dos meses -a lo más- le duró la gracia a mi partner. Con suerte una chica que no le gustaba mucho accedió a acostarse con él, situación que -según él- "lo traumó" puesto que su cómplice de libertinaje lo amenazaba con falsos embarazos y suicidios planificados.
Y vuelve el perro arrepentido con la cola entre las patas. Luego de meses de crisis y escenas de pelea de teleserie venezolana en plena calle, volvió con su polola, pero ya nada era igual para ambos: ella se acostaba con él casi "por cumplir" -y después lloraba- me comentó mi amigo, y él "se sentía sucio y estúpido" por no cuidar su relación.
Actualmente siguen juntos, llevan casi dos años a la fuerza, ambos dicen que "se aman" pero, al menos ella, sale con otros y mi amigo no la ha engañado sólo por la "mala racha" de la vez anterior. Se acuestan a la fuerza, no tienen hijos, no están casados, son jóvenes. No entiendo su relación.
Imagen CC Valeria C Preisler