Esto es realmente de minas, ¡estoy 100% segura!, porque nunca he visto un hombre que junte bolsas ¿Por qué hacemos eso? “Por si acaso”, obvio.
Es lógico que las bolsas de plástico de supermercado las juntamos para utilizarlas dentro de los basureros, para dejar los desperdicios, pero hay momentos en que “la gran bolsa” donde guardamos las que serán para la basura se rebalsa. Ahí, el juntarlas se vuelve una locura, más que algo útil.
En muchas ocasiones, en el lugar en que realizamos las compras nos dan esas pequeñas bolsitas que no sirven para la mayoría de los contenedores de basura, por lo que muchas veces tenemos que botarlas no más. Ni hablar de esas que te dan en la farmacia… demasiado inútiles.
En un grupo aparte están las bolsas de casas comerciales u otras tiendas, que tienen el empaque en otros materiales más elaborados o con diseños lindos y atractivos. Ahí volvemos a caer en la tentación de guardarlas: porque en ella te hicieron un lindo regalo, porque la bolsa es demasiado bonita, porque puedes utilizarla en una próxima ocasión para transportar otra cosa (nada que ver andar con una de supermercado. ¡Arruina el outfit!) o porque simplemente ¡no teníamos esa bolsa!
Definitivamente esto es tragicómico, ya que en un principio esta obsesión tenía un fin objetivo bueno, que después se degenera y culmina siendo otra de nuestras locuras de mina. Igual chicas, les advierto que a causa de la votación del cabildo abierto que realizó la Municipalidad de Santiago se tiene estipulado que de aquí a 5 años más (2019 aproximadamente) se elimine la entrega de bolsas plásticas y "biodegradables" . En el fondo es muy positivo, pues reduciremos aunque sea en un mínimo la contaminación y podremos adoptar el buen hábito de utilizar bolsas de género y no ser unas simples acumuladoras de bolsas que “posiblemente” puedan servir.
Imagen CC Jonathan Davis