Todas hemos tenido alguna vez un amor de verano. Esa persona que veíamos en la playa, nos acompañaba a dar lindas caminatas, con quien bailamos y pasamos buenos ratos, sabiendo que todo terminaría el día que volvíamos a nuestras casas. Pero se han dado cuenta que los amores de verano ya no son lo mismo que antes. Los tiempos han cambiado y la tecnología ha permitido que sigamos en contacto con nuestro amor estival. Además si están terminando los 20, verán que las cosas son muy distintas a cuando comenzaste con estos romances.
A los 14 años por lo general íbamos de vacaciones playa de vacaciones con los papás a alguna cabaña o ciudad pequeña, donde conocías a alguien con quién dabas paseos, iban a un par de fiestas y se decían cosas lindas, sabiendo que en dos semanas volvías a tu casa, pero soñando que se fuera a vivir a tu ciudad y ojalá continuaran el romance. Con suerte se daban la dirección y si el destino confabulaba a su favor repetirían las vacaciones el próximo año.
Cerca de los 18 años una tiene las primeras vacaciones con las amigas, donde hay más libertades y ganas de experimentar. Por lo general van a la playa de moda y el grupo de chicas se conoce a uno de chicos, donde se forma más de una pareja. Se hacen inseparables hasta el momento de volver. Se entregaban la dirección de MSN o mail, para seguir en contacto, pero rara vez volvían a verse.
Cuando sales de la universidad y tienes 25 años sigues teniendo vacaciones con las mismas amigas, pero ya más calmadas. Salen a comer algo rico, tomar algún trago típico de verano y conocen a unos guapos hombres. Los ven un par de veces, pueden escaparse a algún concierto, un hotel, otra playa cercana y volver a sus grupos. Acá intercambian números de teléfono y siguen en contacto. Muchas veces hay un par de citas más si viven en la misma ciudad cuando vuelven a la rutina, pero por lo general queda en eso ya que el cemento no es lo mismo que la arena y la camisa de oficina no se ve nada parecido a ese traje de baño. Se pierde la magia estival.
Ya cerca de los 30 no son amores de verano, si no que muchas mujeres pasan a ser el affaire de los viudos de verano. Esos hombres que debieron seguir trabajando y que sus familias están en la playa o que por motivos de trabajo están en un balneario cuando su señora y los niños están en la ciudad. Hay que tener mucho ojo con ellos, ya que una puede terminar en un tremendo problema.
Imagen CC LaserGuided