Era cosa de tiempo para que teléfonos celulares, tablet y computadoras fueran adheridos al jugueteo sexual. Y es que, si de mantener la chispa encendida se trata, el sexting es una increíble opción para mantener este tipo de comunicación con la pareja. Buenas experiencias hay muchas, pero también preocupantes. En mi opinión solo es cosa de tomar algunos resguardos y atreverse.
Nunca he tenido rollo en esto. No es que ande por la vida con Pedro, Juan y Diego, sino que las ocasiones en que ha sucedido es porque se ha dado de manera natural y con alguien de total confianza. Desde ahí puedo sacar una opinión bastante parcial: Si resulta bien es algo que te deja sin palabras de lo increíble. ¡Ay perdón!, para quienes no saben de que se trata, me explico: El coqueteo o juego previo hoy tiene este nombre agringado en que mediante algún tipo de chat, mensaje de voz o imagen mantienes conversaciones subidas de tono con ese chico especial, con el claro fin de llegar a encontrarse en algún momento próximo.
¿Qué suena peligroso? Claro, pero depende. No es cosa de pararse en una esquina con un cartel ofreciéndolo. Para que resulte y aplique, la contraparte debe ser ese chico en el que, estés o no enamorada, confíes ciegamente. Si es que no hay confianza es imposible que la cosa fluya y además puedes exponerte a cosas bien denigrantes. Así que ¿Para qué? ¿No?
Otra regla de oro para practicar de este tecnológico juego previo es partir de menos a más. Porque no creo que tras enviar una foto sugerente quieras recibir un “Ok, pero estoy ocupado”. ¿Verdad? Mejor saluda, conversa trivialidades y entra lentamente en el juego. Obvio que, al tratarse de una charla que se puede mantener durante todo el día, no vale enojarse si el otro efectivamente está ocupado. Todos tenemos cosas que hacer y claramente algunas a las que darle prioridad durante la jornada laboral o académica.
En este juego se vale todo – con lo que te sientas cómoda, claro – imágenes sugerentes, explícitas, mensajes de voz, de texto y otros. Todo dependerá de la imaginación de ambos, e insisto, en el grado de confianza que exista.
Eso sí, algo así como una regla de honor – o sea, a criterio de cada conciencia – es cumplir lo que se dice. O sea, si queremos “calentar la sopa” sólo por hacerlo, creo que es mejor pasar de esta práctica o elegir otras cosas menos comprometedoras. Mal que mal, esto se trata de un juego previo que asegura cero monotonía y fuegos artificiales al momento de concretarse. Eso puedo jurarlo.
Imagen CC Tom Kershaw