El otro día conversando con una amiga me contó una experiencia ultra divertida que no puedo dejar de contarles, ya que me dio risa y se me quedó grabada en mi loca cabezota jaja.
Ella es una persona super resuelta, madura y decidida para sus cosas, pero en esta ocasión quedo en blanco y no supo qué hacer literalmente, en otras palabras la tomaron de sorpresa y ¡vaya en qué situación!
Conversando y riéndonos lo denominamos como el "Pastel del motel": conoció hace un tiempo a un tipo que la ayudó con unas cosas de su casa, pero nunca más lo vio hasta que un día el la llamó y decidió hacer una cita.
Para ella era algo super natural, un mero tramite donde saldría un rato para divertirse y conversar. Se juntaron, conversaron, pero no tenían muchos temas en común, además el era un loco desatado que corría en las carreras, con el medio auto y escuchaba reggaeton a todo volumen, y ella más compuesta y señorita, es decir se llevó una gran sorpresa y no sabía cómo sacárselo de encima.
La invitó a comer a un lugar, luego pasearon por un parque y llegada la hora de despedirse, subieron al auto reggaetonero nuevamente y él iba a 1000 por hora, una verdadera locura. Aquí mi amiga se entusiasmó, le tomó el gusto a la velocidad y hasta la música. Se le soltaron las trenzas y comenzó a volar con él en aquel auto mágico.
Lo que no tenía previsto era lo que estaba por venir: que en una cuadra entró a nada menos que un ¡MOTEL! y no le dio ni un minuto a ella para que dijera que sí o que no. Mi partner sólo atino a bajar del auto y se quedó muda, pero para que estamos con cosas, si accedió a juntarse con el muchacho era porque igual algo le atraía. Las mujeres no nos juntamos con cualquier hombre porque sí, jaja.
Subió con él a la habitación como en estado de shock y con risa nerviosa. Luego se dejó llevar por la emoción del momento, las caricias y los besos, hasta que de alguna forma ¡despertó! y reaccionó. Se dio cuenta que era una total locura y no sabía qué le había pasado, es que las cosas se dieron tan rápidamente que no supo qué hacer, ahí puso un ¡alto a la situación! y simplemente no le dio la pasada al cabrito.
Él la trató muy amablemente y le dijo que la entendía, que no se preocupara, que pasara al baño y que la esperaba afuera. Se vio tan amable que ella entró con calma y luego lo fue a buscar, pero ¡ups! resulta que el super mega auto de carreras ya no estaba ahí y el niño a cargo del estacionamiento le dijo que se había ido furia y que poco menos choca la pared conduciendo a full.
¿Y qué creen ustedes? quizás podría haberse sentido mal, llorar, gritar de rabia, pero a mi amiga le dio un simple ataque de risa y encontró la situación tan chistosa que con toda confianza le pidió a las camareras bañarse, volvió al lugar, se duchó, vio tele, cantó y luego de una refrescante ducha se sintió mejor que nunca porque ¡se dio cuenta que valía como mujer y que no cualquiera llegaba y la podía tratar así, sino que ella lo mandó a la punta del cerro!
¡Increíble! no paraba de reírme con ella, el nuevo pastelito que había aparecido en su vida y la primera vez que iba en un auto de carrera a un motel.
Pero ¡ojo! con ellos, ya que ese era un pastel medio trastornado por las ruedas no más, pero civilizado. Otros quizás podrían no tratarnos tan bien ¡así que cuidado!
Y ustedes ¿alguna historia similar que contar?