Nos encanta recordar la infancia. Era una época en que no había preocupaciones ni grandes dilemas, excepto algunos, claro. Y es justamente a éstos a los que hoy quiero referirme: los clásicos terrores infantiles a los cuales debemos ¡más de una trasnochada! en esos años dorados.
Obviando esos espeluznantes filmes que nos pusieron los pelos de punta, quiero traerles a la memoria algunos populares mitos urbanos, comunes a todo colegio y que hoy veo incluso en el de mi hijo: la mano negra y la monja. Esta última es infaltable en toda escuela que se precie de tal, esté administrada o no por religiosas.
La historia suele cambiar detalles, pero es más o menos la misma: la susodicha falleció en el lugar y su alma no descansa, por lo cual realiza distintas actividades, que van desde tocar el piano (si es que el colegio cuenta con él), hasta apagar luces, mover mochilas y aparecer repentinamente ante los aterrorizados ojos de las alumnas.
Si me lo preguntan, no tengo registro de que alguien la viera (¡porque es un “mito”, obvio!) pero sí de quienes - como yo - no podían dormir en las noches meditando sobre esta tenebrosa historia. Ahora, viendo hacia atrás, ¡no sé por qué una monjita causaba tanto alboroto, ni por qué tantos colegios comparten la historia!. Lo cierto es que más de alguna de ustedes debió oír hablar de ella. (Crédito para el autor de la historia: ¡ha traspasado lugares y generaciones!)
El otro clásico es la mano negra (la única mano que conozco y que camina sola es la de “Los Locos Adams, pero ¡bue!) Recuerdo que en mi infancia - durante la reunión de apoderados, que se realizaba en la tarde/noche - me aboqué a su búsqueda junto a una cuadrilla de valientes compañeras. Y claro, la encontramos: era un pobre e indefenso guante.
Y tú, ¿recuerdas qué historias de horror contaban en tu colegio? ¡Compártenos algunas!
Imagen CC Freaktography