Solteras por opción, no por obligación. ¿Tanto les cuesta entender a los hombres que no queremos pololear?. No es que simplemente nos guste bailar solas, sino que a veces somos más felices sin ellos.
El mito popular nos cuenta que es el hombre el que huye del compromiso. Pues bien, en mis 3 décadas —y sin ser una Miss Mundo—, debo confesar que habré rechazado dos propuestas de matrimonio y unas 9 de pololeo.
No sé en qué etapa de la vida un hombre decide que esa es la mujer correcta o qué de ella la define como indicada para formalizar, pero extrañamente tengo la impresión de que todos ellos vieron eso en mí. Frases como: “no imagino mi vida sin ti”, “sé que sólo contigo seré feliz”, “nuestros hijos tendrán tu inteligencia y sentido del humor” o la más terrible: “nunca encontrare alguien como tú”, son señales inequívocas de que ese hombre te ve a su lado vestida de blanco.
Si las invitaciones a comer con su familia se dan en la segunda cita o te pide conocer a tus padres con frecuencia, es que estás siendo "cazada" por un tipo que busca esposa. Y siendo sinceras, que se quieran casar con una es lindo; el problema es que no siempre estamos preparadas para compartir una vida con el mismo hombre, o adquirir responsabilidades sobre otros. ¡Si hasta hace poco dependíamos nuestros padres!.
Ya estando en pareja, la libertad de ser y hacer a nuestro antojo se pierde. ¡Y no por obligación!; el amor la somete tácitamente. Aquellas salidas con amigas donde saltabas como loca y terminabas mojada en transpiración o trago, no se dan bajo el ojo acusador de tu hombre; el grupo de amigos de carrete se hace cada vez más pequeño y la pregunta "¿por qué te escribe tanto?" se da unas mil veces los sábados en la noche. Obviamente, esas cosas no nos hacen felices. ¿Cómo quieren entonces que aceptemos una relación más seria?
¡Hombres, déjennos disfrutar de la libertad de la soltería! No andamos haciendo locuras —o bueno, no siempre—; simplemente necesitamos conocernos, saber cómo reaccionamos y sobre todo, aprender de nuestros errores. El mejor tiempo para casarse es cuando ambos desean hacerlo. Sin presiones, porque nos queda ¡mucho que disfrutar!.
Mujer: déjate regalonear, que si un hombre tiene ese anillo para ti, seguro vio eso que ningún otro aún ve. Tenlo cerca, porque quizás más temprano que tarde descubras que también es el hombre de tu vida. Pero todo a su tiempo...
Imagen CC Hernan Piñera