Uno de los grandes placeres del ser humano es tener relaciones sexuales. Más aún, cuando esta experiencia es grata y constante, sin preocupaciones externas. Pese a lo anterior, existen ocasiones en que simplemente uno no quiere tenerlas, como resultado de un día agotador u otros factores. Sé de muchos casos tanto masculinos como femeninos, pero hablaré desde la experiencia de mi género.
Sí, es terrible. En realidad lo único que querías era dormir, ya sea porque estabas colapsada con tanto trabajo y estudio o querías "pasar la caña". Lograste acostarte, y al rato llega tu pareja con evidentes intenciones. Aunque intentes hacerte la dormida, él ya está haciendo su mayor esfuerzo para entusiasmarte. Es ahí cuando sólo nos quedan tres opciones: hacernos las dormidas en plan de cadáver (inmóvil total, hasta roncar si es necesario), decirle que no quieres (la opción más triste y sincera) o simplemente "aperrar". Supongamos que escogiste la tercera:
Aperrar significa que a pesar que estás muerta de sueño harás tu mejor esfuerzo por entusiasmarte. O quizás pensar en fingir un poco o moverte como si lo estuvieses disfrutando, pero... ya estás ahí, es mejor intentar gozar el momento aunque estés agotada.
Así es como emprendes la tarea titánica de despegar las pestañas y luchar por no quedarte dormida en "el acto". Esa es la parte más terrible, porque normalmente la primera etapa de la relación sexual suele ser suave e ir muy despacio, con lo que puedes recaer en la tentación y quedarte dormida. Mejor intentar "tomar las riendas" en el asunto y motivarte de a poco.
Alarga lo más que puedas la etapa anterior; mientras brindas placer únicamente a tu pareja, comenzarás a entusiasmarte tú también. Para ello aconsejo que lo observes, acaricies y te asimiles con su cuerpo: la estimulación de los sentidos (tacto, olfato, visión) comenzará a enviarle señales al cerebro para que te ponga acorde a la situación sexual.
Si llegas a la parte más íntima del acto - la penetración - y aún no estás entusiasmada (sí, cuando se está cansada cuesta bastante excitarse), lo que recomiendo es un intenso ejercicio de concentración. El cerebro y su estimulación cumplen un rol fundamental en el entusiasmo sexual femenino; por eso piensa en algo que te guste mucho y te excite (OK, si quieres piensas en Brad Pitt, pero que no sepa tu pareja) y de a poco empezarás a disfrutar.
Supongamos que aún no logras apasionarte con el acto (¡en realidad tenías sueño!): pídele que hagan las cosas que normalmente te gustan más. Alguna postura sexual que te estimule directamente, o una caricia específica que siempre resulta placentera. Tu pareja disfrutará si tú también lo estás haciendo, así es que no te incomodes con decirle lo que quieres. Él estará dispuesto a cumplir; la comunicación durante el sexo es un buen estímulo.
Así es que si eres de esas que, aún estando agotadas, deciden "aperrar" y tener relaciones, no te quedes acostada en la cama esperando que el placer llegue milagrosamente. No pasará y será frustrante. Mejor toma nota de los consejos que acabo de apuntar y esmérate en encontrar placer, asumiendo un rol activo en su búsqueda. ¿Te animas?
Imagen CC _Ganesha_