¿Habrá algo más doloroso que saber que tu ex te ha reemplazado? Sí, que el hallazgo de una nueva mujer lo haya hecho en poquísimo tiempo, mientras aún no terminas de llorar tu duelo y cuando la huella de sus labios en tu piel aún está intacta. Te preguntas por qué razón echó al olvido con tal celeridad esas mágicas vivencias que compartieron y que tú todavía no terminas de sacar de tu alma. La respuesta a estas preguntas ¡ni siquiera te la imaginas! Y no, no es que él sea un insensible, superficial y sin corazón. Sólo sigue leyendo y ¡sorpréndete!
Si el susodicho se convirtió en un “party boy” que anda paseando feliz por la vida de la mano de espigadas y curvilíneas mujeres, no significa que se haya sometido a un borrado de recuerdos en la máquina de “Eternal Sunshine…” No. Diversas investigaciones dan cuenta de que los hombres son tan emocionales como nosotras, y se comprometen de igual forma en sus vínculos afectivos. El punto es que, cuando la relación llega a su fin, les cuesta mucho más superarlo y necesitan enfocarse en un nuevo objetivo para continuar la marcha.
Es por esto que se entregan a romances intrascendentes y jaranas eternas: para paliar el dolor y llenar ese vacío que no los deja en paz. En buenas cuentas, son incapaces de afrontar el duelo llorando, comiendo y oyendo música deprimente. En vez de ello, buscan evadir la tristeza “anestesiándose” con licores, carretes y mujeres. Nosotras, por el contrario, preferimos tomar el toro por las astas y lamentar nuestra suerte hasta que no queden lágrimas. Por eso, podemos salir adelante ¡de verdad!, antes de lo que ellos lo hacen.
Así es, porque sólo en apariencia son “los reyes de la noche”. La procesión va por dentro y, cuando intentas obviarla, sólo consigues que se prolongue ad infinitum. La verdad es que somos nosotras quienes superamos antes el término. ¿Qué tal? Así es que cuando lo veas saltando de fiesta en fiesta como caballo desbocado, no lo odies: compadécete (de él y por supuesto, de esa pobre que cumple el rol de "premio de consuelo")
¡Arriba los corazones, chicas, que nuestro género es grande! ¿Díganme si acaso ésta no es otra prueba de la sabiduría y resiliencia femenina?
Imagen CC Lauren Rushing