Los cambios no son fáciles y mucho menos cuando son de folio. ¿Quién no ha experimentado una crisis cuando está a punto de entrar a una nueva década?. Dicen que es el momento para tomar en serio las cosas y replantearte la vida, pero hacer caso a todas estas presiones sociales para muchas de nosotras implica un colapso.
Al cumplir los 20 estaba en la universidad, viviendo en ciudad nueva, lejos de mi familia. Súmenle una crisis vocacional por la que casi me cambio de carrera. En ese momento decidí revisar la to do list que hice estando en el colegio y me di cuenta que de todo lo que me había propuesto, a la fecha sólo tenía un tercio. Comencé a cuestionarme si dejar todo valió la pena, si estar lejos era lo mejor y mil cosas más. Afrontar esta crisis sola fue muy difícil; tanto que duró casi un año. De a poco me di cuenta que si a mí algo me hace feliz, no me debe importar lo que piense el resto. Salí adelante, retomé mi vida y puedo decir que mis 20's fueron fabulosos.
En la treintena, la situación fue distinta. Estaba en una relación que no tenía rumbo, alejada de mis grandes amigos porque el trabajo me consumió y un mes antes de cumplir años quedé desempleada. El shock fue duro y sentir que llegaba a los 30 de la peor forma me tiró al suelo. Acá, salir adelante se lo debo a mis amigos, que son mi segunda familia y sin los cuales no sabría qué hacer. Estuvieron ahí, pese a que los tenía abandonados y me hicieron entender que en tanto yo lo pase bien en la vida, atraeré felicidad y cosas buenas. Dejé esa relación, encontré un trabajo que me dejaba tiempo para hacer mis cosas y además terminé renovando mi look con el clásico corte de pelo de nueva etapa. Cambié de actitud y conocí a una persona que hoy me llena totalmente. Puede sonar too much, pero estoy en mi mejor momento.
Para los 40 no sé qué me esperará. Por lo que me han contado, vienen cuestionamientos heavy sobre si te dedicaste a ser mamá, full a tu carrera o no rendiste bien en ambas tareas. Es la etapa en que se dan varios quiebres en tu vida; los papás ya no están y si aún nos acompañan, su salud ya no es la misma. Pero, ¡nada de pasarse rollos por adelantado!. No hay que sufrir sin motivo.
Sólo les puedo decir que tras haber superado ya dos veces todo esto, estoy preparada para lo que venga. Las crisis son parte de la evolución; cada vez que he atravesado una, he salido más fortalecida, resuelta a vivir full mi vida y ser feliz.
Imagen CC Joey Gannon