Es curioso que después de seis años estando emparejada con una mujer, mi amiga Kathy haya decidido explorar el mundo heterosexual. El elegido: un chico más joven que ella llamado Óscar, de carácter liviano y con excelente sentido del humor. Tan sólo existía un detalle: este nuevo amor tenía una pequeña y tierna hija de tres años.
Es un salto muy amplio el de ser lesbiana a estar con alguien que ya es padre. Aún así, mi amiga estaba entusiasmada con esta nueva relación y decidió jugársela pese a los "inconvenientes". Kathy llevaba tres meses con su pololo cuando éste le presentó a su hija: la niña era bastante linda, cariñosa y, sinceramente, me confesó que le causó ternura ver una versión "mini" de su novio.
Salieron los tres al menos por cuatro fines de semana, días que a su pololo le tocaba cuidar a la pequeña. A la cuarta salida, Kathy conoció a la ex de su pololo (mamá de la niña) y, pese a que no hablaron más allá del saludo, mi amiga sintió algo extraño en su interior. La interacción entre su novio, la ex polola y la bebé, era casi celestial, hechos casi a la perfección. Kathy llegó a su casa ese día rendida a llorar. Sentía que sobraba, me confesó.
Ahí fue cuando me preguntó qué opinaba yo, que también tengo un hijo y soy mamá joven. Sólo me limité a decir que se tomara las cosas con calma, que por algo ellos dos no estaban juntos y Óscar la eligió a ella. Después de todo, tener un hijo en común no significa tener que estar juntos. Mi amiga se fue un poco más tranquila, e intentó olvidar la bucólica escena que había presenciado.
Pasaron algunos meses, y Kathy salía con los tres. Al tiempo se acostumbró a ver a la ex polola de su novio, hasta que lograron hacerse muy amigas. Iban al parque, al mall e incluso tomaban once juntas. Todo era perfectamente extraño, hasta que descubrió que Óscar la engañaba; no con la mamá de su hija, si no que con otra chica que conoció en un carrete.
Kathy estaba de muerte y, debido a la fuerte relación que estableció con la ex de su pololo, fue a la primera persona que le contó la trágica situación. La ex la apoyó, le contó que por eso ella había terminado con Óscar, y que mejor lo dejara ahora por qué él estaba acostumbrado a la infidelidad. Con un dolor enorme, Kathy terminó, pese a las súplicas de su pololo, quien aseguraba que fue un error y nunca más ocurriría.
Al paso de los días, mi amiga continuó viendo a la ex de su ex (casi como trabalenguas) y a la pequeña niña. Obviamente, sin Óscar. Parecía que ninguna de las dos lo quería ver. Y así fue como de un día a otro, Kathy publicó en Facebook que se encontraba en una relación con su nueva amiga (parece que la heterosexualidad sólo fue una pequeña transición) y hasta el día de hoy - algunos meses después - continúa en el rol de madre postiza.
Imagen CC Mariano García Gaspar