Ésta es una historia real, que le sucedió al amigo de un amigo... Ok, sé que suena loco, pero es cierto: así fue.
Se trata de una pareja que no era perfecta, pero era real. Se querían, llevaban años en una relación estable, estaban enamorados y si bien tenían sus peleas - como todos, - las solucionaban y seguían adelante. Eran una pareja de esas que una mira con admiración, casi como un modelo a seguir.
Todo era maravilloso hasta que un día terminaron. Su círculo íntimo estaba en shock y ellos, destruidos. Los dos. Cuando preguntamos qué había pasado, nos llevamos la sorpresa de la vida. No fue por problemas, ni por engaños; tampoco por falta de amor. De hecho, fue por querer demasiado.
La situación fue la siguiente: un día, en medio de una conversación sobre el futuro - onda matrimonio, hijos, etc. (contexto: falta poco para que ambos se titulen) - se dieron cuenta de que no querían lo mismo. Uno quiere casarse y tener hijos tras el egreso; otro, salir a conocer el mundo. El matrimonio y los hijos no están en su horizonte al menos por unos cuantos años. La situación los tomó por sorpresa, no se dieron cuenta en que minuto sus objetivos dejaron de estar alineados. Y aquí es donde se pone complicado: uno piensa en qué hacer, esperar a que el otro "madure" y decida aventurarse en formar una familia. Otro se da cuenta que no es justo para su pareja tener que esperar. Uno y otro, así, decidieron terminar. Todo esto después de una conversación larga, obviamente, y dolorosa. Aún están enamorados, pero se dieron cuenta de que ya no querían lo mismo, que buscaban cosas distintas. Fue una decisión mutua. Se dieron cuenta de que se querían demasiado como para hacerse sufrir por planes que no podrían ejecutar en conjunto. Se dejaron ir.
El objetivo de contar esta historia es mostrarles que a veces las relaciones no terminan por falta de amor, sino porque los caminos no son los mismos y eso está bien. Es parte de la vida, hay que aceptarlo y seguir. Amar a una persona lo suficiente como para - si es preciso - dejarla ir, porque a veces el amor por sí solo no basta.
Imagen CC Elizabeth Ashley Jerman