Las cosas no siempre son como esperas o te gustarían que fueran.
A esta altura de mi vida, pensaba que estaría en un buen cargo, que tendría ya una familia, disfrutaría de mis hijos o por lo menos mantendría una relación sólida y estable. Nada resultó conforme a lo planeado, al menos no en el tiempo que me había programado.
Pero como todos los días son una nueva oportunidad, decidí hacer cambios radicales a fin de re-encauzar mis horizontes y que esta vez los resultados fueran distintos:
1. Renuncié a ese trabajo en el cual no valoraban todo lo que hacía; conseguí un nuevo empleo y ha sido una excelente experiencia. Tal vez gano un poco menos – bastante - pero el sentirse reconocida no tiene precio.
2. Decidí auto-regalarme un pasaje All Inclusive - que se puede pagar en varias cuotas - para viajar sola y vivir esa experiencia: conocer otros lugares y no depender de mis amigas para hacer algunas cosas.
3. Hice una limpieza de Facebook. Dejé sólo a aquellos amigos con los cuales me siento más cómoda y con los que sé que cuento, en las buenas y las malas.
4. Resolví tener una actividad extra, para conocer personas y hacer algo distinto. Así, me inscribí en un taller de fotografía.
5. Creo que esto es lo más difícil: traté de sacar de mi cabeza que mi felicidad depende de estar en pareja o formar una familia. Pero como existe un reloj biológico y algún día quiero ser mamá, tomé la decisión de congelar óvulos.
Puede que estas medidas no resuelvan mis expectativas truncadas, pero son un buen inicio para comenzar a vivir la vida que me espera: una en la cual yo soy la protagonista y no tengo que fingir para que terceros quieran incorporarse a mi obra.
Imagen CC Luciane Lazzaris