Reconozco mi fanatismo por las producciones dramáticas desde mi más tierna infancia, cuando seguía religiosamente novelas como “Ámame” o “Villa Napoli” (ops, se me cayó el carnet). También soy amante de la historia y la cultura oriental, por lo cual tomé clases de danza árabe hace unos cuantos lustros.
Dado lo anterior, me era imposible ver sólo un capítulo de “El Sultán” sin fascinarme con esta espléndida serie. Porque reúne todos los ingredientes para ser de mi completo agrado: historia (por si no lo sabías, se trata de un hecho real ocurrido en el siglo XVI), dinastías (adoro las intrigas de palacio), Oriente y un relato audiovisual de primer nivel, con personajes bien construidos y una gran fidelidad con los sucesos. Lo cierto es que ¡sobran razones para amar esta producción! y, si ustedes aún no la han visto, a continuación se las detallo:
1. El modelo “Cenicienta”: de esclava a sultana. Aquello de la joven indefensa que se sobrepone a las circunstancias adversas de la vida y logra abrirse paso en un mundo hostil, es una fórmula atractiva. Ha sido la exitosa receta de un sinnúmero de producciones, con la diferencia de que en “El Sultán” el personaje y sus circunstancias fueron reales. Además, Alexandra (A.K.A Roxelana o Hürrem), está lejos de ser la suave y dócil damisela de los cuentos de hadas: ella se defiende. ¡Y eso nos encanta!
2. La “humanidad” de los personajes. Al tratarse de una historia verídica, nos encontramos con una fantástica y muy real construcción de caracteres. Aquí no existen los buenos - buenos ni malos - malos; sino personas que bajo ciertos estímulos pueden comportarse cual demonios o ángeles. Como la vida misma.
3. Está muy bien documentada. Esta teleserie fue grabada con una exquisita similitud a los hechos reales. Cualquier aficionado a la historia sabe perfectamente qué curso tomarán los acontecimientos, además de notar los cuidados detalles en cuanto a vestuario, política y cultura otomana. Lo anterior transforma a esta producción en - más que una entretenida teleserie - un valioso instrumento educativo. (Bonus: la banda sonora es ¡increíble!)
4. Es intensa. Ningún personaje te es indiferente. O los amas, o los odias. Además, dados los acontecimientos que tienen lugar en aquella época (junto con las rencillas familiares y juegos de tronos), se trata de una serie que ¡impacta y da qué hablar!
5. ¡Todas queremos un amigo como Gül Aga! El zalamero, pero leal eunuco que acompaña a Hürrem en sus maquinaciones, es la encarnación del camarada que todas quisiéramos a nuestro lado. Confiable, incondicional, dispuesto a cualquier cosa por nosotras y que de vez en cuando nos diga que somos “las sultanas más hermosas”. Podemos estar o no de acuerdo con sus intrigas, pero es innegable que todas ¡quisiéramos un aliado así! (Ok, ésta fue una expresión de la “brujer” que llevo dentro, ja)
Y tú, ¿también ves El Sultán? ¿Qué otra razón te hace amar a esta espléndida teleserie?