Cada loca con su tema, dicen por ahí. Y yo, ¡de locuras por un tema sí que sé!. Cuando descubrí que una Kindle sería la solución a mis problemas, no paré hasta que la compré.
Dolor en los hombros, golpes en la nariz por las noches y manos acalambradas, son las consecuencias de una “sana” afición lectora que se da en cada segundo libre del día. Baño, micros, filas del banco, receso en la reunión de la oficina o en la espera de la cocción de la comida: no había momento en que me apartara de mis libros. Y digo "mis", porque siempre cargaba con más de uno: uno flaco (250 págs.) y otro gordito (600 págs.), para no bajar mi record de 4 títulos por mes.
Agobiada porque mi hobby ya se volvía un problema para mi salud, busqué ayuda en el mejor consejero del mundo: mi hermano chico. Él, además de burlarse de mi condición de “adicta lectora”, me trató de pava y poco tecnológica, diciéndome con lindas palabras que la solución era una Kindle.
Imagen CC Simply Bike
Desde ese momento, mi obsesión sobrepaso los límites: busqué en las ferias, en Internet, en librerías y en todo lugar, pero mí sueldo reguleque no permitía que mi sueño se hiciera realidad. Llegué al punto en que pensé en rifar mi Tablet, vender completos, hacer una colecta por Facebook y la peor de todas: llorarle la carta a mi querida jefa para que se rajara con la compra en cuotas, pero no resultó.
Era tal mi obsesión, que en las noches - al dar las gracias a Dios por mi familia - le pedía una Kindle. Tenía lleno a mi hermano: le contaba cómo eran y lo feliz que sería, para ver si se tocaba su corazón de sueldo no mínimo, pero nada. Ya cansada, triste y con un poco de vergüenza por mi actuar, reflexioné, optando por dejar mi sueño de lado. Recuerdo haber dicho frente a la olla con estofado: “Dios, nunca te pido cosas materiales… Una oferta, ¿qué te cuesta?”, me prometí dejar de hinchar a todo el mundo y esperar. Pero no fue fácil: las veía por todos lados.
Finalmente, ¿qué creen que pasó? Llegó una oferta a mi correo: 30% menos, con despacho incluido. El mundo se sincronizó; las lucas estaban a la mano. La podría en pagar 3 cuotas sin interés.
Hoy, tengo mi Kindle con 82 libros en su interior y soy muy feliz. No pierdas tus ganas de obtener lo que quieres, pero no desesperes como yo lo hice. Recuerda que todo llega en su momento.
Imagen CC Sean Molin Photography