Facebook es sin duda una de las redes sociales que más información te brinda respecto a cualquier ser humano. Basta con abrir el perfil de quién quieras - o agregarlo como amigo -, para saber todo de su vida, desde qué desayunó ese día hasta su último estado de ánimo.
Cuando me puse a pololear estuve varios días con la duda de si tener o no a mi pololo en Facebook. Finalmente, preferí agregarlo a mis contactos y así postear cosas divertidas de nuestra relación. Todo parecía indicar que entre nosotros no había secretos y además, a mí no me tenía escondida.
Como los descuidos involuntarios más la curiosidad femenina son una pésima combinación, por casualidad vi su Facebook cuando lo dejó abierto en mi PC. Olvidó cerrar su sesión y dejó toda su vida virtual a mi alcance. La verdad es que en un momento pensé no leer nada; el amor es un acto de fe y la confianza es su base. Pero por otro lado, si llevábamos ya un buen tiempo juntos, era obvio que no encontraría ninguna sorpresa.
Lo primero que hice fue ver los mensajes recibidos y sólo uno llamó mi atención. Lo abrí, sintiendo mi corazón a mil por horas. Comencé a leer, sin dar crédito aún a lo que estaba en mi pantalla: mi pololo, al cual consideraba un hombre casi que para ponerlo en un altar, tenía una relación paralela con otra mujer. Y no sólo eso; le contaba a ella que yo era de lo peor y que no me podía dejar, porque le daba susto que yo me tirara de un puente.
La relación de ellos había comenzado unos meses después que la nuestra. La llamaba por los mismos apodos que a mí, le hacía idénticas promesas e incluso repetía las canciones y regalos.
Pero eso no era lo peor: seguí leyendo y casi sufrí un infarto al enterarme de que ella ¡estaba embarazada!. Como broche de oro, él le prometía que estarían juntos y serían felices, pero primero debía resolver el tema conmigo.
La verdad, es que no tenía muchas explicaciones que pedir y no sé si valía la pena que me las diera. Lo eliminé de Facebook y lo bloqueé, para no saber más de ellos.
Fue un golpe muy duro; han pasado varios meses, pero aún me duele recordar esa estafa emocional. ¿Ustedes podrían superarlo tan rápido?
Imagen CC Shandi-lee